Decepción en un clima que profundiza la desconfianza

Las pymes e incluso las grandes empresas con fuerte incidencia en el andamiaje económico local analizaron con “preocupación” el zig-zag electoralista que ayer mostró el Gobierno, con medidas que volvieron a mostrar un choque entre una dialéctica de avanzada reformista y el gradualismo de medio ritmo. Así, hubo dispersión de sentimientos en el sector privado,…

Decepción en un clima que profundiza la desconfianza

Las pymes e incluso las grandes empresas con fuerte incidencia en el andamiaje económico local analizaron con “preocupación” el zig-zag electoralista que ayer mostró el Gobierno, con medidas que volvieron a mostrar un choque entre una dialéctica de avanzada reformista y el gradualismo de medio ritmo. Así, hubo dispersión de sentimientos en el sector privado, que sin embargo se unificó en hacer un diagnóstico alarmante: la necesidad del Gobierno para tomar una medida disruptiva ante el constante descenso de la actividad económica local, y la decisión de tomar el “atajo” para evitar perder las elecciones.

El mundo empresarial dejó claro que habrá “economía de supervivencia” hasta fin de año. Si bien no existían grandes esperanzas para la aparición de un piso que permitiera ponerle fin al agujero productivo y comercial, las medidas de “corto plazo” dejaron la certidumbre del fin de las expectativas de inversión, y pusieron en rojo la puerta de salida de empresas de capitales extranjeros.

“Estas medidas generan más incertidumbre y las consultas que había desde el exterior para eventuales negocios en el país desaparecieron casi por completo”, sostuvo un empresario industrial. Según el escenario pesimista que trazó el dirigente fabril -que durante este año se dedicó a aceitar sus relaciones dentro y fuera de la UIA-, el aire de verano le durará apenas un mes al Gobierno porque “será momento de preguntar si finalmente hay tercera opción electoral o se definirá entre lo malo y lo peor”, sin señalar qué rol le toca a Mauricio Macri y Cristina Kirchner.

La apuesta electoralista generó un propio techo. Así, la incertidumbre será incesante durante todo el 2019, pero lo más gravoso del esquema es el final de la confianza que el sector privado más poderoso del país le había dado a la alianza Cambiemos en 2015 y que le renovó en 2017. El almuerzo que tendrán los máximos referentes del empresariado local con la gobernadora María Eugenia Vidal en el marco del Cicyp se convertirá en una señal en clave electoral para el oficialismo: poner en marcha el plan B.

Con el acuerdo de precios, el Gobierno les abrió la puerta a los empresarios a ser parte del esquema electoral. Con esa autoridad, y a sabiendas de un clima de debilidad política extrema que muestran las encuestas, los dueños del capital se acomodaron a esperar el llamado para que el próximo paso sea en una mesa de diálogo en donde no se enteren de medidas que los afecta por las redes sociales.