El FMI vuelve a usar la discrecionalidad del 2001 que criticó su propia auditoría

La Oficina de Evaluación Independiente (OEI) fue creada por el Fondo Monetario Internacional en el 2001 para auditar el papel del organismo multilateral en las crisis financieras de los últimos veinte años y los programas de rescate implementados en los países que acudían en su auxilio. Se trata de un órgano que criticó duramente el…

El FMI vuelve a usar la discrecionalidad del 2001 que criticó su propia auditoría

La Oficina de Evaluación Independiente (OEI) fue creada por el Fondo Monetario Internacional en el 2001 para auditar el papel del organismo multilateral en las crisis financieras de los últimos veinte años y los programas de rescate implementados en los países que acudían en su auxilio. Se trata de un órgano que criticó duramente el rol que tomó el FMI durante el fin de la Convertibilidad por considerar que se tomaron decisiones discrecionales por cuestiones meramente políticas que incluso iban en contra de su estatuto.

Un informe del Observatorio de Coyuntura Internacional y Política Exterior (Ocipex) destaca las similitudes entre lo que ocurrió con el Gobierno de la Alianza y el de Mauricio Macri. Es que desde que se firmó el primer stand-by por u$s50.000 millones hace casi un año, el Fondo no ha hecho más que modificar a pedido del Ejecutivo el acuerdo para favorecerlo en su reelección: primero al adelantar casi la totalidad del préstamo al lapso 2018-2019, y luego al modificar el esquema de bandas cambiarias para finalmente darle vía libre al Banco Central a que intervenga sobre el dólar a discreción.

Este último aspecto, que ni siquiera llegó a tratar el Directorio del FMI, contradice el Convenio Constitutivo, el cual señala que “ningún país miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital, y el Fondo podrá pedir al país miembro que adopte medidas de control para evitar que los recursos generales del Fondo se destinen a tal fin”.

“¿El paquete solo financió y proporcionó más tiempo para la fuga de capitales?”, se pregunta el paper en el que la OEI evaluó el rol del organismo en la crisis de 2001.

“A fines de 2000, el acceso de Argentina a los mercados de capital comenzó a verse severamente limitado, con un pronunciado y sostenido aumento de los márgenes de los bonos del país en relación con los del tesoro de Estados Unidos. Ante esto, el FMI reaccionó proporcionando apoyo financiero excepcional”, reza el documento citado por el Ocipex. Cualquier similitud con la actualidad no es pura coincidencia.

El informe de Ocipex destaca que según ese trabajo, “dentro del FMI se reconocía cada vez más que Argentina tenía un perfil de deuda insostenible, una paridad cambiaria insostenible, o ambas cosas”. “Sin embargo, no se presentó a consideración del Directorio ningún otro posible curso de acción, y se decidió seguir desembolsando fondos al país bajo las políticas en curso, basándose en consideraciones de índole no económica con la esperanza de que repuntase la confianza de los mercados, intentando de esta forma ganar tiempo hasta que mejorase la situación económica externa “, planteó la OEI a modo de balance.

Para el Ocipex, “el apoyo financiero extraordinario brindado por el FMI en un contexto de insostenibilidad de la deuda se basó fundamentalmente en consideraciones de índole no económica (lo que en buen castellano sería sencillamente políticas), como la buena voluntad de las autoridades”.

“La institucionalidad subterránea del FMI, con sus memorándums reservados y grupos de trabajo ad hoc, barajó estimaciones y proyecciones muy distintas de las que se dieron a publicidad, y que la Gerencia eligió desestimar por completo en la toma de decisiones”, puntualiza el Observatorio.

De ahí se desprende que “se tomaron decisiones cruciales por presiones de accionistas mayoritarios sobre la Gerencia, a expensas del Directorio”, es decir, de los países con mayor peso en la composición.

En ese sentido, la OEI también criticó la falta de planes de contingencia -como una reestructuración de deuda o una salida de la Convertibilidad- ante un eventual fracaso, hasta el momento mismo del estallido final en diciembre de 2001.