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Tres series animadas para adultos que se pueden maratonear en el fin de semana

No todos los dibujitos son para chicos y Los Simpson lo saben. Aquí vamos con un trío que se apoya en la ironía, el humor o el sarcasmo.

Si bien ya está demostrado que sobre gustos no hay nada escrito, es poco probable que un adulto elija ver, por su cuenta, Peppa Pig o «los sirenitos» de Bubble Guppies, dos de las tiras animadas que recomendamos la semana pasada como plan infantil en las vacaciones de invierno. Pero como no todos los dibujitos son exclusivamente para niños, ahora ponemos la lupa en las series animadas para adultos.

Y así como un programa para chicos no excluye a los más grandes de la casa, no todas las ficciones animadas son recomendables para ver en familia. De hecho, las tres seleccionadas son para mayores de 14 o 18 y en todas hay advertencias sobre violencia o escenas de sexo, o malas palabras.

Más allá de la extensión de cada una (una tiene seis temporadas), no necesariamente se deban ver completas si el tiempo apremia. Se puede maratonear viendo una seguidilla de episodios (este tipo de género suele tener episodios autoconcluyentes) o barriendo con una temporada de corrido. Los capítulos merodean los 20 o 25 minutos.

Aquí vamos con tres que valen la pena ser vistas, con el humor como telón de fondo y con ciertas dosis de acidez, sarcasmo e ironía -o alguna escena de violencia- para tratar determinados temas. Y, para ampliar la propuesta, son de tres plataformas distintas.

1) Bordertown

Star+ 

Una mirada ácida sobre la frontera entre los Estados Unidos y México.

Una mirada ácida sobre la frontera entre los Estados Unidos y México.

Bordertown está producida por Seth MacFarlane (creador de Padre de familia, Un agente de familia y Cleveland): trata sobre dos familias vecinas que viven en un pueblo desierto en el suroeste de la frontera entre los Estados Unidos y México.

Con cierta autocrítica y mucho humor, la serie retrata el choque de estilos entre una familia algo engreída y otra de inmigrantes latinos.

Bordertown – ¿donde esta mi maton?

Por un lado están Los González, cuyo jefe de familia, Ernesto, llegó a los Estados Unidos hace 25 años. Sus vecinos son los Buckwald, un grupo de familia encabezado por un policía. Los rounds entre Bud y Ernesto son el condimento clave de Bordertown.

2) Bojack Horseman

Netflix

No es

No es «Mister Ed», pero la serie también trata sobre un caballo que habla.

Creada en 2014 para la plataforma, cuenta la vida de un caballo que triunfó como actor en los dorados ’90. Y ahora siente que nadie se acuerda de él. Tiene un presente de dudas, adicciones y crisis existenciales que lo llevan a reflexiones tanto de diván como de barra de boliche de madrugada.

La trama tiene a Hollywood como escenario narrativo y tira guiños permanentemente hacia la llamada «colonia artística». Para aquellos nostálgicos que vieron Mister Ed (inolvidable serie de 1961 en blanco y negro, sobre un caballo que no se callaba nada), Bojack Horseman no tiene nada que ver. Es un mismo disparador, pero dos abordajes diferentes. Acá no hay espacio para la ingenuidad.

BoJack Horseman | Tráiler final de la temporada 6 | Netflix

La serie cuenta con las voces de figuras reconocidas como Will Arnett, Aaron Paul y Alison Brie. Tiene un interesante aroma a parodia del glamour hollywoodense.

3) La familia del barrio

Paramount+

«La familia del barrio», de México al mundo a través de Paramount.

Creación mexicana, está destinada a un público mayor de 18 años: tiene un claro espíritu crítico de la sociedad nacional en particular, pero también satiriza sobre la sociedad universal.

En sus comienzos (mediados del 2004) tenía episodios cortos que se emitían por YouTube, pero dada la repercusión se transformó en una serie de TV tradicional que rápidamente se instaló en el streaming.

Están disponibles sus 94 episodios, que se pueden ver sin respetar un orden cronológico.

La familia, peculiar por cierto, está integrada por Gaspar, su hijo Jonathan, el Abuelo, el Noruego, y su hijo Olaf. Vive en una unidad habitacional de la Colonia Jardín Balbuena de la Ciudad de México, desde donde parecen tirar dardos temáticos que apuntan al humor negro y al surrealismo.

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