Adrián se anotó más de 15 veces y lo llamaron días después de quedarse sin trabajo. Sueña con comprarse un auto para poder visitar más seguido a Amélie, su hija, que vive en Santa Clara del Mar.
16 de octubre 2023, 06:33hs
Hace poco más de una semana, Adrián protagonizó una noche emocionante en Los 8 Escalones (el trece) luego de ganar los $3.000.000 y contar, entre lágrimas, que hace casi un mes lo habían echado del trabajo.
El hombre de 35 años, nacido en la localidad bonaerense de Suipacha, precisó que tras sufrir acoso y maltrato laboral en uno de los grandes supermercados del país para el que trabajaba, lo despidieron tras enviar un carta documento en la que solicitó el cambio de sucursal.
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“Empecé como carnicero a los 18 años, cuando me fui a vivir solo a Mar del Plata. Mis viejos se separaron cuando era chico y mi papá se fue a vivir allá. Cuando tenía 15 lo fui a visitar y me enamoré de la ciudad”, recordó Adrián, en diálogo con TN.
En aquel entonces, su mamá le regaló US$3000 para que pudiera tener un sostén con el cual independizarse. Adrián alquiló un departamento y también se quedó con el puesto de carnicería en un supermercado chino.
Adrián ganó los $3.000.000 durante la noche del 10 de octubre (Video: eltrece).
“Estuve tres años hasta que un día vinieron dos mochileros a comprarme carne. Me contaron lo que estaban haciendo y decidí vender todo para irme con ellos. Me gustó su historia, me convencieron, y me fui”, explicó.
Recorrió a dedo y a pie distintas provincias hasta llegar a Brasil. Antes, pasó por el barrio porteño de Once y compró cadenitas, aritos y pulseritas para revender durante el viaje.
“Estuve tres meses en Brasil y me volví a Buenos Aires a visitar a mi mamá. Me quedé unos cuatro meses con ella y volví a irme, solo. A fines de 2013 retorné nuevamente a pasar las fiestas en familia y conocí a la mamá de mi hija”, explicó Adrián.
Si bien su idea era irse nuevamente de viaje con ella, el embarazo puso un freno a la travesía y decidieron instalarse nuevamente en Mar del Plata. Trabajó durante tres años en una lavandería industrial, hasta que decidió retornar a Buenos Aires tras concretarse su separación.
“Conseguí trabajo en la parte de carnicería de una cadena grande de supermercados. Allí también estuve tres años, con cinco jefes distintos, hasta que el último me hizo la vida imposible”, indicó Adrián.
“Fui feliz trabajando ahí, uno de los mejores laburos que tuve. Pero todo quedó empañado por la gestión de mi último jefe, que lo único que hacía era perseguir a los empleados. Conmigo tenía algo especial, me boicoteaba y todo se había convertido en sanciones y suspensiones”, continuó.
“Yo sabía lo que tenía que hacer. Éramos cinco carniceros en el sector y él de carne no tenía ni idea. El sector de carnicería y verdulería es unificado. El jefe se encarga de hacer balances y controlar el stock, no estaba para perseguirme y culparme por todo lo que pasaba”, sostuvo Adrián.
En uno de los días en lo que estaba suspendido decidió ir a pedir a Casa Central que le permitieran el pase a otra sucursal. Tras la negativa, contactó a un abogado y envió una carta documento exigiéndolo de manera legal. “Me respondieron con otra carta documento y me desvincularon sin causa. Me dolió un montón. Encontrar laburo de calidad es muy difícil: trabajaba ocho horas y ganaba $380.000″, detalló.
Con el dinero de la indemnización, Adrián y su novia Gabriela readpataron un galpón en la casa familiar, ubicada en el barrio Sarmiento de San Martín, para confeccionar un departamento y vivir definitivamente allí.
La cábala que lo ayudó a ganar los $3.000.000
“Me venía anotado desde hacía dos años, unas 15 veces por lo menos. Y me llamaron justo en el momento en el que me quedé sin trabajo. Yo no persigo ninguna religión pero creo que hay un Dios. Y me aferré a que todo esto me lo estaba mandando Dios”, dijo Adrián.
Su pareja lo ayudó a estudiar las preguntas y a prepararse lo mejor posible para competir por el premio mayor. “Sentía mucha confianza, podía darse”, aseguró.
Cuando lo convocaron para el programa, él fue acompañado por Gabriela. “Estábamos detrás de las pantallas, con el resto de los participantes, llenando un formulario. De repente apareció un papelito dorado, se ve que de algún programa anterior. Los dos lo miramos, pero ella lo agarró, me lo metió en el bolsillo y me dijo: ‘Pololo, te van a llover estos papelitos’”.
“Fue una conexión mental. Después vimos el programa y nos emocionamos”, expresó Adrián, que volvió a participar por los $6.000.000 pero no logró llegar a la final.
“Espero cobrar este dinero y que nos podamos poner al día con algunas deudas que tenemos. El resto seguramente lo cambiaremos a dólares. La idea es comprar un autito, porque mi hija Amélie vive en Santa Clara del Mar y necesito independencia para poder verla más seguido”, completó.