El pasado jueves se dio a conocer la estructura de lo que habría sido el palacio de retiro y posible tumba del faraón Tutmosis III, de la Dinastía XVIII del Imperio Nuevo, en la Península Sinaí, Egipto. Su reinado se mantuvo durante el 1479 a.C. al 1425 a.C. Según explicaron los arqueólogos a cargo de la excavación, los datos que allí se alojan revelarían los secretos militares de esa época, incluso aportarían información acerca de cómo era la vida en la región.
Egipto está plagado de yacimientos arqueológicos que día a día sorprenden a la comunidad científica y despiertan el entusiasmo por conocer más acerca de una de las culturas más influyentes de la antigüedad. En sintonía con ello, el reciente descubrimiento podría aclarar diversas incógnitas sobre la vida en el Sinaí.
En un comunicado de prensa, el Ministerio de Antigüedades de Egipto enseñó imágenes de la base de lo que fue aquella casa o palacio faraónico que utilizó Tutmosis III en sus últimos años de vida. Esta estructura fue hecha con adobe y los arqueólogos excavaron diferentes recámaras del subsuelo. Sin embargo, de momento no encontraron el cuerpo del rey.
“Los estudios científicos preliminares realizados dentro del edificio mostraron que este se remonta al mandato del rey Tutmosis III, de la Dinastía XVIII del Imperio Nuevo”, señaló Mohamed Ismael Jaled, miembro del Consejo Supremo de Antigüedades. Además, advirtió que gracias a “la disposición arquitectónica del edificio y la escasez de fragmentos cerámicos”, puede que la construcción haya servido de vivienda de retiro.
Por su parte, el director general de Antigüedades del Sinaí y supervisor de la misión arqueológica, Hisham Husein describió las primeras impresiones de la vieja estructura: “La sala principal es de forma rectangular, con tres bases de columnas de piedra caliza en el medio y está conectada a otra sala rectangular más pequeña con dos entradas, la primera en el lado este y la segunda en el lado oeste, que son menos anchas de la entrada principal del edificio, en el centro se encuentran dos bases de columnas de piedra caliza”.
Algunos otros elementos que se desenterraron fueron los dinteles de las puertas y otras habitaciones que se anexaron a posterior por fuera de la propiedad original. Una de las joyas que confirmó a quién perteneció ese lugar, fue un escarabajo que lleva tallado el nombre de Tutmosis III.
Ramadan Helmy, director del área arqueológica del norte del Sinaí y jefe de la misión, sugirió que fue utilizada también como asentamiento militar para el plan de expansión del faraón hacia el este, en donde, a posterior, se sumó una muralla de protección con una puerta de ingreso en esa dirección.
Es importante destacar que aquella zona de la península fue destinada en mayor medida a cementerios, entre las Dinastías XXI hasta la XXV. Allí se obtuvieron ánforas de fabricación local en una secuencia particular que se utilizaron para enterrar a niños en el inicio de la Dinastía XXI.
El rey Tutmosis III fue uno de los más importantes del Imperio en sus más de tres mil años de existencia, en particular por su poderío y expansión del territorio, mucho más allá de los límites fronterizos que recibió al comienzo de su gobierno.
LA NACION