La zanahoria, conocida científicamente como Daucus carota sativus, es una hortaliza originaria de Europa y Asia sudoccidental.
El tono anaranjado de esta verdura se debe a la presencia de carotenos, antioxidantes que se convierten en betacarotenos o vitamina A en el organismo humano. Se cree que su cultivo se inició en Irán hace siglos, siendo apreciadas principalmente por sus hojas y semillas aromáticas, en lugar de su raíz.
Consumir un vaso de jugo de zanahoria diariamente puede brindar notables beneficios para la salud, dado a su rico contenido en vitaminas, minerales e hidratos de carbono que proveen energía. Además, aporta vitamina E, folatos, ácido ascórbico, vitamina C y complejo B.
De acuerdo con el Poder del Consumidor, gracias a los pigmentos carotenoides que contiene, satisface las necesidades de vitamina A en el cuerpo, la cual es crucial para el adecuado funcionamiento del sistema inmunitario.
Debido a su alto contenido de fibra, la zanahoria ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre, actúa como un diurético natural y puede aliviar molestias gástricas y el exceso de acidez.
El consumo de jugo de zanahoria también aumenta la ingesta de antioxidantes, lo que ayuda a combatir los radicales libres. Al combinarlo con limón, fortalece la salud de la piel, el cabello y las uñas.
Gracias a su contenido antioxidante, el consumo de zanahorias puede prevenir el cáncer y abordar problemas visuales como cataratas, sequedad ocular, conjuntivitis y ceguera nocturna.
Algunos estudios demostraron que incluir zanahorias en la dieta durante la lactancia mejora la calidad biológica de la leche materna. Además, fortalece dientes y encías, y al contener flúor, también contribuye a proteger el esmalte dental y prevenir las caries.