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Uno de cada cuatro adolescentes timbea

Uno de cada cuatro adolescentes porteños realizaron al menos una vez alguna apuesta en sitios online. El dato se desprende de un informe sobre la problemática realizado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires en base a una encuesta dirigida a estudiantes del nivel secundario. Entre otros puntos, el informe apunta que las apuestas se realizan mucho más en las casas que en las escuelas, que algunos chicos comienzan a mostrar dificultades para «salir» del sistema y que existe una fuerte influencia de la «creencia ilusoria» del dinero fácil en un «ecosistema» signado por las billeteras virtuales, plataformas ilegales e influencers. 

El estudio titulado «Adolescentes y apuestas online» se realizó entre los meses de julio y septiembre de este año e incluyó 2.765 encuestas dirigidas a estudiantes de 12 a 19 años pertenecientes a colegios secundarios de la Ciudad, tanto de gestión pública como privada. Las encuestas fueron distribuidas en 25 colegios de las quince comunas porteñas, logrando así «una muestra representativa por género, edad y zona«, según indican desde la Defensoría encabezada por María Rosa Muiños. El objetivo fue «comprender el creciente fenómeno de las apuestas online entre adolescentes»

El dato más relevante lo arroja la cantidad de chicos y chicas que alguna vez apostaron en un sitio web, ya sea deportivo o del tipo casino online: el 24 por ciento de los encuestados respondió que ingresaron y apostaron. Más allá del número en sí, el dato arroja una certeza: que la dinámica de las apuestas online comienza a estar instalada al menos en una parte de la población adolescente. Del 24 por ciento que apostó, el 8,8 dijo hacerlo en «bastantes» o «muchas ocasiones».  

Además, el informe destaca que la cantidad de veces que apuestan los adolescentes va creciendo en relación con sus trayectorias educativas: «En los últimos tres años del secundario, el 28,5 por ciento de los/as estudiantes ha realizado alguna apuesta, mientras que solo el 13 por ciento de les estudiantes de 1° año ha apostado», subraya.

El estudio a cargo de Roxana Perazza, directora general de Derecho al Desarrollo Humano de la Defensoría muestra, sin embargo, que todavía la problemática no termina de penetrar por completo en las aulas, aunque sí lo hace en un porcentaje menor. Ante la pregunta por el lugar en el que los chicos y chicas realizan las apuestas, casi el 47,9 por ciento sostuvo que lo hace desde su casa, mientras que el 9,9 por ciento aseguró que lo ha hecho alguna vez en el colegio. Un 18,9 por ciento dijo que puede hacerlo en cualquier sitio, mientras que el 15,8 lo hace «en casa de amigos/as». 

Las conclusiones del informe remarcan en este sentido que los datos permiten «desarticular la idea de que la institución educativa es el lugar elegido por les estudiantes para realizar esa actividad» y proponen pensar que «la institución escolar ha funcionado como una caja de resonancia social y un espacio de alerta temprana sobre la problemática». «La escuela ha permitido visibilizar el alcance del fenómeno, dando aviso para la toma de conciencia y la actuación de otros actores frente a los posibles riesgos que las apuestas online representan para los adolescentes», indica la Defensoría.

El informe invita así a pensar la problemática en un sentido amplio, más allá de las meras fronteras de los espacios educativos, para vincularla con las dinámicas familiares y, en particular, con los entornos digitales en los que día a día, y cada vez con mayor frecuencia, se mueven los adolescentes. Los datos respaldan este punto de vista: aunque el 73 por ciento señaló que llegaron a las plataformas mediante amigos, conocidos o familiares, el 26 por ciento lo hizo a través de influencers o de publicidad.

Desde la Defensoría advierten, así, sobre el «abanico de plataformas» en el que los adolescentes «encuentran una aparente vía rápida para generar ingresos, atraídos por la ilusión de que el dinero fácil está al alcance de un clic». «Este ecosistema no solo capta y retiene la atención de los usuarios, sino que también tiende a moldear comportamientos y decisiones mediante el análisis de datos y la personalización constante, profundizando la dependencia de los jóvenes a estos entornos digitales y sus dinámicas», agrega

Para esto, la encuesta incorporó un apartado con preguntas abiertas sobre las «motivaciones» que llevan a los chicos y chicas a apostar con la posibilidad de que respondan con frases escritas. Aunque muchos de ellos señalan que lo hacen por diversión o para darle más «emoción» a eventos como partidos de fútbol, el punto más resonante aparece en las respuestas relacionadas con el dinero: «Ganar plata fácil”, “puedo comprar mis cosas y salir solo”, «cuando me falta algo de plata la apuesto a ver si llego a comprarme lo que quiero”, “la emoción que genera ganar plata fácil«, son algunas de las frases destacadas en el informe, que califica a la cuestión del dinero rápido como una «creencia ilusoria que se sostiene como una posible salida futura». 

Los encuestados también mostraron problemas para poder identificar la procedencia de los distintos sitios de apuestas. El 39 por ciento de ellos dijo que directamente no sabe si las plataformas que utiliza son oficiales o no, «lo que refleja un alto grado de desconocimiento sobre la legalidad de los sitios utilizados para las apuestas online». Del universo que asegura saber en qué tipo de páginas lo hace, «el 60 por ciento afirma utilizar sitios legales, frente a un 40 que admite apostar en plataformas ilegales«.

En la problemática también influye el modo en el que se pagan las transacciones de los sitios de apuesta: el 88,8 por ciento señaló que lo hace a través de billeteras virtuales, que imponen muchos menos trabas de control a la hora de pagar que otro tipo de métodos. Desde la Defensoría señalan que «este alto porcentaje refleja la digitalización de las transacciones entre les adolescentes y la facilidad de acceso que ofrecen estos medios para participar en las apuestas online».

Inmersos en el «ecosistema«, muchos de les adolescentes comienzan a tener dificultades para poder salir del mundo de las apuestas: el 25 por ciento de los encuestados dijeron tener problemas para dejar de apostar cuando están ganando, mientras que el 29 reportó la misma dificultad pero cuando están perdiendo. Esto, advierte la Defensoría, «podría señalar un riesgo de prácticas compulsivas«.

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