Beirut, 18 nov (EFE).- Samer (nombre ficticio) ha pasado toda la noche en vela observando desde la ventana de su habitación cómo las llamas devoraban el edificio adyacente al suyo, alcanzado por uno de dos bombardeos israelíes perpetrados el domingo contra Beirut, en medio de un recrudecimiento de la violencia.
Mientras el Líbano e Israel tantean un potencial acuerdo de alto el fuego sin demasiadas expectativas de éxito, la Fuerza Aérea israelí se ha ensañado en la última semana con los suburbios meridionales de Beirut. Ayer, la propia capital fue bombardeada dos veces en un solo día, y se produjeron diez muertos.
Las labores de desescombro continúan este lunes en ambos puntos: la sede de la rama libanesa del Partido Árabe Socialista Baaz en pleno corazón de la ciudad, donde murió el portavoz del grupo chií Hizbulá, Mohammad Afif, y un edificio lleno de establecimientos en el concurrido barrio de Mar Elias.
El segundo ataque se produjo horas antes de que el Líbano diera su respuesta a una propuesta de acuerdo estadounidense. Dos misiles seguidos, y otros dos apenas un par de segundos más tarde, hicieron arder hasta bien entrada la madrugada un gran inmueble en Mar Elias, relata Samer a EFE.
El joven y su familia ya tenían mochilas de emergencia preparadas de antes, así que solo era cuestión de esperar.
Según dice, el fuego se desató inmediatamente después del ataque y ganó fuerza a medida que las llamas se expandían a las baterías almacenadas en una tienda de tecnología alcanzada por el impacto, y llegaron al garaje y a un balcón de su propio bloque de viviendas.
«Estuvimos despiertos toda la noche, no sabíamos qué había en los alrededores», explica.
Los equipos contraincendios tardaron unas cinco o seis horas en lograr controlar el incendio en el inmueble, que aún humea este lunes en medio de un fuerte despliegue de seguridad y de equipos de bomberos que siguen trabajando tras el cordón impuesto por las autoridades.
«Vimos un montón de coches en las inmediaciones de la zona porque es muy populosa, había gente herida en los vehículos y corrimos para tratar de ayudarles», afirma a EFE un tendero del área, que prefiere mantener el anonimato.
Describe este lugar como un «punto de encuentro» para diferentes bloques a la redonda, un centro económico plagado de tiendas y cafeterías. «Es una zona concurrida, pero gracias a Dios era domingo, así que la mayoría de los establecimientos estaban cerrados», comenta.
El vecino no dejó de escuchar ambulancias y vehículos de la Defensa Civil hasta bien entrada la madrugada, muchas horas después de este bombardeo que ha dejado tres muertos y 29 heridos, según el último recuento ofrecido por el Ministerio de Salud Pública del Líbano.
Con el de Mar Elias, fueron dos ataques en la capital en un solo día, algo muy poco habitual.
Apenas unas horas antes, había sido alcanzada la sede del Partido Baaz, donde se encontraba el portavoz de Hizbulá, formación que este lunes confirmó el asesinato de su jefe de relaciones con la prensa y le despidió con una ceremonia en Sidón (sur).
Junto a él murieron otras seis personas y 16 más resultaron heridas, según el balance oficial. Afif era uno de los pocos líderes del movimiento chií que seguía apareciendo en público en medio de la intensa ofensiva aérea iniciada por Israel el pasado 23 de septiembre.
Aún después de que el grupo perdiera a buena parte de su cúpula a manos del Estado judío, el portavoz había estado dando algunas ruedas de prensa y tomado parte en un par de giras por el masacrado extrarradio beirutí del Dahye organizadas para los medios de comunicación.
Nadie se esperaba que fuera objetivo de un ataque en un edificio de otro partido.
La formación panárabe Baaz se mantiene en el poder en Siria desde hace décadas con el presidente Bachar al Asad, aliado de Hizbulá y cuya cara se erige en forma de póster al lado de las ruinas de la sede en Ras al Nabaa.
Muy poco antes del bombardeo, Ali (nombre ficticio) rechazaba frente a las oficinas del Baaz la invitación de un amigo para sentarse con él a tomar café, alegando que tenía que ir al bloque contiguo a hacer unas compras.
«En el momento en el que llegué al otro bloque, oí un ruido enorme que sonó como un ataque. Así que volví corriendo para ver qué había pasado y lo primero que vi fue el cadáver de mi amigo en el suelo», explicó Ali a EFE cerca del lugar de los hechos. EFE
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