Teherán, 5 nov (EFE).- El Poder Judicial iraní informó el martes de que el ciudadano germano-iraní Jamshid Sharmahd, de 69 años, y quien supuestamente había sido ejecutado el pasado 28 de octubre murió antes de ser ajusticiado.
El portavoz del poder judicial Asghar Jahangir indicó el martes en rueda de prensa que Jamshid Sharmahd «fue condenado a muerte, su sentencia estaba lista para ser ejecutada, pero murió antes de la ejecución de la sentencia».
Jahangir no ofreció más detalles sobre las circunstancias del deceso.
Medios iraníes incluyendo la agencia Mizán, del Poder Judicial, informaron el pasado 28 de octubre de la ejecución de Sharmahd, periodista de profesión y condenado a muerte en febrero de 2023 por supuestamente liderar un grupo terrorista que planificó 23 atentados y realizó 5 en suelo iraní.
La muerte del germano-iraní abrió una crisis diplomática con Alemania que decidió la semana pasada cerrar los consulados iraníes en Frankfurt, Hamburgo y Múnich.
La ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, indicó que con esa medida su país quería dejar claro al «régimen dictatorial de injusticia» que gobierna en Teherán que «asesinar» a un ciudadano alemán tiene consecuencias de peso.
El portavoz judicial se refirió hoy a las medidas tomadas por Alemania afirmando que «el sistema judicial de la República Islámica de Irán es independiente».
«No damos a ningún país extranjero el derecho de interferir en los procesos judiciales de nuestro país, por lo tanto nos corresponde a nosotros el derecho legal de tratar los crímenes de nuestros propios ciudadanos», agregó.
El Gobierno iraní ya reaccionó la semana pasada a la decisión de Alemania afirmando que «detener las actividades de los consulados de la República Islámica es un acto injustificado” que “viola los derechos básicos” de la población persa en suelo alemán.
Irán encontró a Sharmahd culpable de, entre otros atentados, el ataque a la mezquita Seyed al-Shohada de Shiraz de 2008, en el que murieron 14 personas y 300 resultaron heridas.
El condenado fue arrestado en 2020 en circunstancias poco claras. Su familia denunció que fue secuestrado en Dubái por miembros de las fuerzas de seguridad iraníes y llevado a la fuerza a Irán.
La República Islámica de Irán ha sido acusada de usar a presos con doble nacionalidad o extranjeros como medida de presión o para intercambio de prisioneros con otros países, una práctica que ha sido denominada como la «diplomacia de los rehenes» por organizaciones de derechos humanos. EFE