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María Antonieta de las Nieves, La Chilindrina, en una serie narco: marihuana en pasteles y otras hierbas

Ni pecas, ni anteojos «chingados», ni diente pintado de negro, ni lenguaje corporal de berrinches. María Antonieta de las Nieves, para Latinoamérica simplemente La Chilindrina, volvió a la ficción con traje de adulta.

A los 74, se quitó el saco rojo, abandonó los lloriqueos y los espasmos y se sumó a Mamá Cake, serie mexicana de diez episodios que llegó a Disney+. Secuaz de una simpática banda que vende pasteles con «ingredientes locos», la mexicana nos da la chance de verla en un rol en profundidad alejado de la niñez.

Recuperada de una depresión, encontró en esta criatura, Aurelia, un desafío que ya no demandaba su gastado y vitalicio personaje infantil.

Hace cuatro años le había confesado a Clarín en entrevista exclusiva: «Estuve cinco meses inactiva, no me quería parar, no me quería bañar, no quería nada«, en relación a la pérdida de su marido tras 48 años de matrimonio, el locutor Gabriel Fernández.

La mujer que siempre compuso a una niña de ochos años, juega esta vez a ser cómplice, parte de una particular banda.

Detenida por «asociación ilícita con miembros del crimen organizado», Aurelia deberá declarar y proteger (o hundir) a la protagonista del delito, María (Susana Alexander), una señora de la tercera edad que acaba de enviudar y que para no perder su casa e irse a vivir a un asilo apela al particular negocio de la marihuana en tortas.

En la historia, cuando todo parece perdido llega hasta la puerta la bonita vecindad de María un tal Poncho, nieto del que desconocía su existencia y por quien comenzará a encontrar una razón para continuar . La panadería Mamá Cake se convertirá enseguida en un sostén económico y en un éxito por ese toque especial de los panes y demás productos.

Después de sus giras eternas con La Chilindrina, María Antonieta de las Nieves se pone seria.

De qué va la historia

Tragedia en envase de comedia, la historia de los directores David Pagán y Luis «Kilo» Hernández que habla de la vejez, la orfandad, la mafia y los vínculos tardíos se digiere fácil (capítulos de poco más de media hora). Decepciona, con actuaciones poco convincentes, un humor no apto para exigentes, con ráfagas de absurdo. Junto a Alexander y De Las Nieves, completan el elenco Ari Albarrán, Sebastián Duarte, Antonio de la Vega, Claudette Maille, Ana Karen Coy y Siouzana Melikian.

Sicarios de caricatura, balas que distan de parecer reales, «chambas» peligrosas, «cuates», pistolas de oro, jerga mexicanísima y panqueques «venenosos» acompañan a esta -de a ratos- sátira en la que «La Chili» no descolla, pero se permite «guiños» como explicarle a la policía que cierta sustancia se trata de una «chilindrina» (una variedad de pan de dulce de México).

No hay torta de jamón, ni bruja del 71, ni barriles, sino artillería pesada para este reto en el que el ícono de la TV inocente maniobra armas y cuchillos y lidia con peces gordos del narcotráfico.

Cada capítulo comienza con su cara azorada en medio del interrogatorio policial. De las Nieves juega discursivamente con los investigadores, pero ninguna escena brilla por la lucidez del guión. Imposible distinguir ese tono adulto de María Antonieta con el de la pueril y mítica La Chilindrina.

A más de medio siglo del estreno de El Chavo (que este domingo volvió a las tardes de Telefe, con un buen rating promedio de 4,9 puntos), la actriz de un metro cuarenta y ocho de estatura no puede despegar su vida de aquel llamado de Chespirito (Roberto Gómez Bolaños, llamado así como homenaje a Shakespeare, en una deformación fonética de ‘chespir’, a la que agregaron ‘ito’).

Con él fueron compañeros del humor desde 1968 hasta 1983, con una interrupción entre 1973 y 1974, cuando Antonieta quedó embarazada. Luego, ella siguió girando por el mundo con el personaje. «Él me demandó y me vino un preinfarto», confesaría tiempo después. ¡Yo ideé la forma de ponerme pecas. El suéter chueco, mis lentes, la falta del diente, las colitas. Es más: este personaje lo hice antes de empezar a trabajar con Chespirito!», se defiende.

«Él le puso Chilindrina por las pecas… En México hay un pan de dulce que se toma con café con leche. Y tiene azúcar quemada encima. Se ven puntitos. ¿Entonces, quién hizo a la Chilindrina? Él le puso nombre y el diálogo. Todo lo demás lo puse yo, cómo reírme, el ‘fíjate, fíjate, fíjate’, la forma de llorar…. Yo soy la madre y Chespirito es el padre», redobla su escudo.

Sin demasiada promoción, Mama Cake es, además de la vuelta actoral de una de las mexicanas más populares del mundo (a 13 años de la telenovela Amar de nuevo), la celebración de más de 60 años de oficio.

María Antonieta de las Nieves entró en los Guinness World Records por la longevidad de su personaje infantil (EFE).

Descubrió la vocación de pequeña

María Antonieta debutó como actriz a los 8 años, en Pulgarcito, dirigida por René Cardona (1958). Su foto, diminuta, es parte de la historia del cine de México y su Chilindrina, patrimonio sudamericano que entró en los Guinness World Records por la longevidad.

Del elenco sobreviviente de El Chavo, De las Nieves es por el momento la única que se anima al streaming. Ni a Edgar Vivar (El señor Barriga), ni a Carlos Villagrán (Quico) los vimos en alguna trama mexicana de las miles disponibles en plataformas.

Los programas de Chespirito se emiten en la actualidad por medio de la cadena estadounidense de habla hispana UniMás y la plataforma ViX. Y ahora, en la Argentina, por Telefe.

La ausencia del mítico ciclo durante casi un lustro en la pantalla chica se debía a la falta de un acuerdo entre Televisa y los familiares de Roberto Gómez Bolaños sobre los derechos de transmisión. Eso provocó un vacío en la programación de decenas de canales de América Latina. El Chapulín Colorado, el doctor Chapatín, El Chavo del 8 y tantos más se dejaron de ver en julio 2020 en cerca de 20 países.

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