Por edad son inimputables. Están prácticamente fuera del alcance de la ley. Y parecen comprender esa ventajosa situación. O al menos, los mayores de su cercanía buscan aprovechar esa impunidad. En los últimos días se sucedieron varios casos de menores delincuentes que no pueden ser juzgados bajo el Régimen Penal Juvenil, que marca en los 16 años el límite para penar conductas. Fue presentado un proyecto de ley para bajar la imputabilidad a los 13 años. Pero los hechos de esta semana empiezan a señalar una nueva frontera: otra vez fue capturado un chico de apenas 12 años.
Ese niño fue atrapado por la policía bonaerense en La Plata, donde se movía con un pistolón de los llamados tumberos, es decir con partes activas de un arma original y modificaciones caseras. Dos caños de calibre 12 y cinta aisladora como refuerzo de la culata corta. No trascendió si el arma fue probada por peritos, pero al menos los vecinos que la vieron apuntando a sus caras la consideraron tan peligrosa como cualquier otro sistema de disparo.
Los vecinos habían alertado a la policía sobre ese menor, que merodeaba la zona de 612 y 126 con intenciones de robo. Fue interceptado por los uniformados en la calle. No se resistió a la captura. Estaba solo en el momento de ser rodeado por agentes, pero fuentes policiales señalan que es conocido por su actividad como parte de una peligrosa banda de asaltantes.
La Justicia debe determinar qué acción tomará con ese chico. Los delitos de portación de arma e intento de robo no califican en este caso por la edad del menor. Las opciones son adoptar una medida de restricción social en un instituto de menores de bajo nivel de seguridad o entregar al chico a su familia.
Una situación similar debe resolver la Justicia juvenil en San Isidro con otro chico de 12 años, conocido como Piraña por su agresividad en los ataques a adultos mayores, a los que junto con su banda ese menor sorprendía mientras dormían en sus casas. Uno de los últimos robos en los que se asigna la participación de Piraña terminó con la víctima, de 86 años, gravemente herida, luego de horas de tortura con golpes y una picana eléctrica.
El menor identificado como Piraña fue atrapado en el shopping Unicenter, donde con otros compiches apenas un par de años más grandes gastaba los dólares apropiados como botín, que en el caso del robo en la localidad de Acassuso alcanzó los US$220.000.
Todavía no se resolvió la situación legal de ese chico atrapado en los últimos días. Que dos de sus hermanos ya estén tras las rejas marca el entorno familiar en el que se mueve. Piraña es señalado como participante, además, de otros violentos asaltos en la zona norte del conurbano.
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