lunes, 27 enero, 2025
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Javier Milei se envalentona con la vuelta de Trump y busca concretar el armado de una alianza mundial «anti woke»

En su fuerte discurso ante el Foro Económico Mundial de Davos el presidente Javier Milei mostró que está más decidido que nunca a pararse como el armador de una alianza internacional de derecha para cambiar las ideas que rigen al mundo, una ambición que ya había sugerido en su presentación del año pasado y que ahora, con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, considera posible de concretar.

Uno de los aspectos más notables de su discurso ante la élite empresarial mundial fue que casi no habló de economía ni exaltó como podría haberlo hecho los resultados de su gestión en materia inflacionaria, algo que hubiera generado interés en ese ámbito por ser un problema que hoy tiene Estados Unidos y en el que Trump reparó puntualmente en su discurso de asunción.

En cambio, Milei se concentró en la «batalla cultural» contra el progresismo y la llamada «ideología woke» con una agresividad que sorprendió a muchos de los presentes, según notaron las crónicas que llegaron desde Suiza. Desde la diversidad sexual, a la que vinculó con la pedofilia, hasta la inmigración, el ecologismo o conceptos como «inclusión» y «equidad», todo debe ser desterrado de las políticas públicas de Estados y organismos multilaterales.

Milei sí destacó que la Argentina, bajo su recién iniciado mandato, es «un ejemplo mundial de cómo terminar con la inflación», pero inmediatamente agregó que también ejemplifica «una nueva forma de hacer política» y allí está la clave de su discurso, dado que en el entorno presidencial deslizan que la llegada de Trump le da plafón al libertario para convertirse realmente en un referente internacional para esa «batalla» por imponer un nuevo manual de ideas a nivel global.

El «efecto Donald Trump» en Javier Milei y una alianza para cambiar las reglas 

«Hace un año estaba más en soledad, pero hoy con la llegada Trump más países están discutiendo una manera de hacer política diferente«, comentó ante iProfesional una importante fuente del Gobierno. Milei y su entorno entienden que el regreso del magnate a la Casa Blanca coronó el inicio de una nueva era política, en la que el libertario encaja a la perfección y hasta podría describirse como un adelantado.

El acompañamiento que ahora siente Milei por parte de Trump no se da solo por la similitud de los conceptos que usan, sino también por su cercanía con Elon Musk, el dueño de la red X y magnate de la tecnología que se convirtió en benefactor de la campaña republicana y también de espacios políticos de extrema derecha en Europa. En la Rosada destacan que «la relación con él es excelente».

Para el Gobierno, la familiaridad de Milei con el discurso del presidente de la principal potencia mundial le permite validar y exportar su propio estilo político, tantas veces criticado en Argentina por sus descalificaciones virulentas y la recurrencia de los insultos hacia cualquier tipo de adversario.

Desde ese lugar, el Presidente pasó de sugerir en el Foro de Davos del año pasado su deseo de pararse como el iniciador de una alianza mundial contra el progresismo, como contó este medio, a diagramar con nombres propios ese armado: la italiana Giorgia Meloni, el salvadoreño Nayib Bukele, el húngaro Víctor Orbán, el israelí Benjamín Netanyahu y por supuesto Trump. También incluyó en la alianza al «maravilloso Elon Musk», según lo describió.

Un aspecto notable de ese «dream team» es el alcance a nivel geográfico que podría tener la «batalla cultural» mundial que imagina Milei, dado que abarca naciones de América del Sur, Centroamérica, Norteamérica, Europa y Oriente Medio.

Con el «dream team» armado, el mandatario se atrevió a marcar los objetivos que debería tener esa alianza, entre los cuales destacó la reducción del Estado y un cambio en las ideas directrices de los organismos multilaterales incluido el propio Foro de Davos, al que no dudó en cuestionar, además de lanzar una convocatoria a otros dirigentes o mandatarios para sumarse a la «cruzada».

Estado y organismos multilaterales: el objetivo de Javier Milei y una sutil diferencia con Donald Trump  

«Lo que parecía una hegemonía absoluta a nivel global de la izquierda woke en la política, en las instituciones educativas, en los medios de comunicación, en organismos supranacionales o en foros como Davos, se ha ido resquebrajando», lanzó Milei para sorpresa de los organizadores, a los que también invitó a asumir la responsabilidad por la difusión de esas ideas que para él son un «cáncer» que se debe «extirpar».

El libertario siempre criticó a los organismos multilaterales. Lo hizo también durante su anterior paso por la Asamblea de la ONU. Cree que intervienen demasiado en las decisiones políticas de cada país y que presionan especialmente a los más necesitados de préstamos. En la batalla por purgar a esas entidades de ideas «woke» tiene como principal aliado a Trump.

El republicano anunció que Estados Unidos se retira de la Organización Mundial de la Salud y Milei podría imitarlo. «Es una medida que Argentina estudiará, al igual que la pertenencia a otros organismos multilaterales», señalan en Casa Rosada, según supo iProfesional. No obstante, las motivaciones de uno y otro son muy distintas.

La batalla de Milei contra los organismos supranacionales es eminentemente ideológica, mientras que Trump deja ver entre sus críticas -a veces similares a las del argentino- que su motivación es económica, dado que siempre subraya que Estados Unidos aporta muchos más fondos que otras potencias. En el caso de la OMS, Estados Unidos aportaría para el ciclo 2024-2025 u$s958 millones y China apenas llega a los u$s200 millones.

De cualquier forma, en ese punto de la agenda Milei encuentra un aliado poderoso, aunque su visión de esa alianza va más allá. «La primera cruzada, la más importante si queremos recuperar el Occidente del progreso, tiene que ser la reducción drástica del tamaño del Estado. Las funciones del Estado deben limitarse nuevamente a la defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad», destacó el libertario en Davos.

Javier Milei y una arenga mundial desde Davos para agrandar la «ola de derecha»

A eso Milei le sumó convocatoria a otros dirigentes y, sobre todo, épica. «En todo el mundo libre hay una mayoría silenciada que se está organizando y en todos los rincones de nuestro hemisferio resuena el eco de este grito de libertad. Estamos frente a un cambio de época», arengó el Presidente.

Detrás de esa frase está, primero, la jactancia de un dirigente que se siente parte de una ola en la pelea contra la ideología «de izquierda» o «woke» y, en segundo lugar, la expectativa de que el apoyo que tuvieron tanto él como Trump, Meloni o Bukele se reproduzca en otros países con otras figuras políticas, a las que invitó a esta alianza.

«El guión de los últimos 40 años se ha agotado y cuando un sistema se agota la historia se abre. Por eso, a todos los líderes globales les digo: es momento de ser audaces, es momento de animarse a pensar y de animarse a escribir versos propios. Ser valiente consiste justamente en ser extemporáneo», lanzó Milei en ese sentido.

El Presidente cuenta con una aparentemente ventaja en ese deseo de armar una alianza mundial de derecha: ninguno de los otros mandatarios a los que mencionó muestra interés en ocupar el rol de armador. Más allá de las simpatías que se profesan, casi todos ellos están concentrados en proteger su «interés nacional».

Trump es un ejemplo de ello. Luego de la exposición de Milei, el norteamericano dijo en el Foro de Davos que las empresas que no produzcan en suelo estadounidense pagarán arancel, una política que pone en jaque el sueño del argentino de firmar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

No obstante, el Gobierno sigue apegado a su libreto en ese aspecto y en el entorno de Javier Milei se muestran convencidos de que el regreso de Donald Trump le da forma a un nuevo tablero mundial en el que el libertario podría tener un rol relevante si logra concretar su aspiración de armar una alianza internacional para dar una «batalla cultural» en la que él sería un referente excluyente.

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