miércoles, 19 febrero, 2025
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Lo importante es aprender

Nunca me pararon tanto por la calle” dice Esteban Lamothe. Habla, sin dudas, de Envidiosa, la serie original de Netflix que consiguió lo que ninguna otra serie pudo hasta este momento: conjugar la necesidad de una tira familiar, de comedia, con cierto espíritu de época. Así, Envidiosa, dice Lamothe y con razón, “se vincula con las novelas que teníamos antes, esas que veía toda la familia, que todos comentaban, que se convierten en fenómenos populares que circulan por todas las generaciones y hasta por diferentes tipos de personas, de gente que ve series. Yo nunca viví algo así. Y si bien es algo que sospechábamos, porque venía linda la energía del rodaje, porque te das cuenta que hay algo, pero nunca imáginamos esto. A todos los paran como nunca antes. Es un lujo enorme ser parte de algo así, que Netflix piense en mí, tener compañeros de un elenco así, y justo en este momento, donde todo está muy complicado para quienes actuamos o para quienes trabajamos de contar, el equipo, la gente de la industria. Es un momento muy difícil, y nosotros tenemos la suerte de esta excepción, que confirma que la gente quiere ver estas cosas, y que se podían hacer así, inteligente, sin subestimar a nadie, de tono familiar –fijate que no hay nada que no se pueda ver–, donde la gente se entusiasma con los personajes, los quieres. Me saludan en un barrio humilde hablando del personaje y en José Ignacio también. Es imposible saber que ha funcionado tan bien, más allá de que uno piense teorías y demás. Si fuera tan fácil generar una fórmula, todos los harían. ¡Qué sé yo!, da la sensación que puede durar 36 temporadas más considerando lo mucho que la gente se enganchó con el personaje de Vicky”.

—Hablás de la suerte de poder trabajar. ¿Cómo vivís este momento de la industria?

—Yo tengo suerte. Pero lo veo difícil, muy complicado. Muy. Como nunca antes lo vi. Envidiosa es un éxito, por suerte. Y somos muchos ahí. Pero conozco a mucha gente del medio sin trabajo, dependiendo de dar clases, sin oportunidades, buscando cómo contar desde diferentes medios. El teatro, por ejemplo, de producción propia. Pero es difícil considerando el trato del Gobierno a la cultura. Es un gobierno que se piensa que a la cultura, sea el cine o el teatro, o la rama que quieras, hay que tratarla como la industria de las semillas, ponele, o peor. Que tiene que generar ganancias de una forma que ni ellos pueden expresar. Y la identidad de una serie, de una película, de una obra hace más que eso, tanto más. Es medio un bajón tener que decirlo otra vez, pero generar identidad, genera un vínculo. Si en todo el país me hablan de Envidiosa, ahí hay un ejemplo de como algo cultural puede unir, puede crear algo en común. Nuestra identidad cultural es importante, nos define. Y reducir una práctica cultural a su ganancia financiera es algo ridículo, cruel, que niega todo lo que hemos logrado culturalmente.

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—En esta serie trabajan Pilar Gamboa y vos, que son dos actores que vienen particularmente del mundo del teatro en off, y que han logrado llegar a la industria, mantener lo que hacen por fuera de la industria (sobre todo en el teatro). ¿Cómo vivís ese camino que hicieron juntos?

—Es muy lindo. Empezamos hace mucho tiempo. Bigliardi, Gamboa, y Romina Paula, ellos son como mis hermanos. Ahora volvemos juntos a actuar. Y la verdad que me produce mucha alegría, es mi hogar, es volver adonde me siento cómodo. No me voy a quejar de lo que tengo, pero me alegra mucho que ese espacio exista, que podamos hacer una obra juntos, y con otros, y que en ese terreno yo pueda salir un poco de los moldes del galán de otros rincones. Ahí yo puedo contar, actuar, con más libertad, sentirme más yo. No es que me sienta mal, o nada de eso, pero está bueno poder tener diversidad, poder hacer otras cosas, no haber perdido esa hermandad con el tiempo.

—¿Te ha costado esa búsqueda de poder hacer tus cosas?

—“Costarme” es una palabra fuerte. “Costarme” me costó mi casa, y me la pude comprar por trabajar en la TV, y yo soy muy agradecido por eso. Uno no puede darle la espalda a esas cosas. Lo que creo es importante es aprender, escuchar, escuchar cosas que no sabés. Por ejemplo, estar en un magazine, para mí, en Blender. Ahí escucho, y hablo, aprendés. Me gusta por ejemplo la columna de boxeo que hago, y estoy pensando en hacer un libro sobre eso. Me gusta que los boxeadores conmigo puedan hablar de otras cosas, de música, de libros, de cine. ¡Qué sé yo!, siento que escuchar una parte es muy importante y a veces nos olvidamos de eso.

—Te venís riendo de la idea del galán, desde el teatro, desde el show en Blender con Gonzalo Heredia…

—Nos reímos con conocimiento de causa. Yo crecí con novelas, con muchas de ellas, con clásicos. Sé lo que representa una novela, y reírnos nunca tiene que ver con enojo, o renegar. Yo no reniego de eso. Siento que es una forma de contar muy nuestra, que definió –ahora, así, a la distancia– un momento, pero que nos juntaba a todos, que tenía muchas cosas que se perdieron de la TV, como la familia sentada viendo algo. Entonces, desde el streaming, desde una serie que hicimos y un show, hablamos de los lugares comunes de nuestros trabajo con Gonzalo y con Galia Moldavsky, y eso la verdad que tuvo un rebote genial. Y creo que tiene que ver con la gente que quiere seguir escuchando esto, la gente todavía quiere esas historias de amores imposibles. Lo bueno de Envidiosa es que le pega una vuelta a todo eso, se sale de ciertas cosas machistas que estaban ahí. No hay chistes básicos, al menos, no como los había en otro momento.

—¿Cómo te gustaría que siga el fenómeno “Envidiosa”?

—Como siempre, primero agradecido por todo lo que ha sucedido. Como te dije antes, se encontró algo, y ese algo le habla a mucha gente, muchísima. Por mí, hagamos veinte temporadas más. Creo que cada vez más y en esta segunda temporada se nota, la gente ya se enganchó con los personajes y eso es algo que es vital. Desde ahí, podés contar de todo, podés contar mil historias, mil amores. Obvio siempre tenes que volver a determinados rincones, pero creo se ha logrado dar en el corazón de algo que todos querían ver y es un placer eso. Estamos todos muy contentos con lo que pasa con la serie y ojalá podamos seguir. Me cuentan las chicas que les pasa lo mismo, que los saludan con el nombre del personaje. Y Griselda, que tuvo fenómenos gigantes, también vive algo así. De verdad, cuando digo que estamos muy contentos, tiene que ver con eso, con el amor de la gente y poder contar historias en nuestro país para nosotros.

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