El empresario Paolo Rocca, dueño de Techint, busca ser partícipe de los dos negocios más importantes de la energía a partir de Vaca Muerta: las exportaciones de petróleo crudo a gran escala a través del oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS) y las ventas de Gas Natural Licuado (GNL) al mundo, con una participación en el acuerdo entre YPF y la italiana ENI.
Mediante su brazo petrolero Tecpetrol, el gigante industrial será socio de otras siete empresas en el consorcio VMOS, que permitirá a la Argentina exportar más de 12.500 millones de dólares anuales de petróleo a partir de 2027.
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«Va a sumarse en breve», confiaron fuentes del sector petrolero a Clarín en relación a la intención de Paolo Rocca de participar en el VMOS, proyecto al que se había resistido de entrada. La empresa entrará con unos 40.000 barriles por día y un 8% del equity; aportará unos 240 millones de dólares al consorcio.
Techint está desarrollando el área Los Toldos II Este de shale oil en Vaca Muerta, con la que apunta a producir 70.000 barriles de petróleo por día hacia fines de 2027 -equivalente a 10% de la producción actual del país o 5% de la futura-. Esa producción necesita capacidad de evacuación y se venderá en el mercado externo.
La sociedad Vaca Muerta Oil Sur (VMOS) la integran también YPF, Pan American Energy (PAE), Vista, Pluspetrol, Pampa Energía y las multinacionales Chevron y Shell. Tecpetrol será el octavo socio.
Según fuentes conocedoras de la negociación, hubo un punto de quiebre que impulsó la decisión de Rocca: los socios del VMOS evaluaban comprar caños de China para conectar 40 kilómetros submarinos entre la terminal del oleoducto y el puerto de exportación. Techint bloqueó la iniciativa y se comprometió a ofrecer tubos de Tenaris, producidos en la Argentina.
Paolo Rocca no puede participar de un proyecto donde estén los chinos, a quienes acusa de competencia desleal. La cancelación de la alternativa de exportación al VMOS, el Duplicar X (hacia Bahía Blanca) terminó de volcar la balanza.
La información fue contada por Perfil y chequeada a través de una fuente calificada por Clarín, pero un ejecutivo del VMOS la desmintió. Asimismo, un vocero de Tecpetrol no confirmó ni denegó las versiones.
Por otra parte, Tecpetrol también está considerando sumarse con entre 10% y 15% al proyecto de YPF y ENI para exportar 12 millones de toneladas métricas por año (MTPA) de Gas Natural Licuado (GNL) a partir de 2029, tal como contó Forbes.
Financiamiento internacional
Los integrantes del VMOS están cerrando en estas horas un crédito internacional con cinco bancos -JP Morgan, Santander, Citi, Deutsche Bank e Itaú– por 1.700 millones de dólares para financiar la construcción del oleoducto. Incluso apuntaban a conseguir algo más de dinero y la entrada de otros 10 bancos menores, en una operación que anunciarán la semana que viene.
Las compañías también buscarán unos US$ 400 millones con emisiones de deuda en el mercado local y pondrán US$ 900 millones de capital propio.
El esquema de project finance, donde el riesgo se le atribuye al proyecto y no a cada empresa participante, será un buen test para medir cómo evalúan en el exterior el riesgo argentino y la tasa de interés que va a pagar la principal iniciativa privada.
Es la primera obra de infraestructura de gran escala que construirá el sector privado en las últimas décadas, con un Estado decidido a no hacer más obra pública para ajustar el gasto.
El VMOS demandará inversiones por unos 3.000 millones de dólares y el proyecto ya accedió a los beneficios del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), con menor alícuota de impuesto a las Ganancias, acceso garantizado a los dólares y seguridad jurídica por 30 años, entre otras ventajas diferenciales.
Los principales tramos de la obra están a cargo de las constructoras Techint y Sacde -de Paolo Rocca y Marcelo Mindlin-, que en 2023 hicieron el ex Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK, hoy llamado «Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno») en tiempo récord, y que fue central para dar vuelta la balanza comercial energética, del déficit al superávit.
Se espera que el nuevo oleoducto destrabe los cuellos de botella en la infraestructura de evacuación de petróleo desde Neuquén -donde también están Oleoductos del Valle (Oldelval) y el Oleoducto Trasandino (OTASA)- y esté en operación comercial a partir del cuarto trimestre de 2026, con una capacidad de transporte de 180.000 barriles por día (bpd).
Esa cifra trepará hasta 550.000 bpd en 2027 y habrá nuevas ampliaciones los siguientes años, hasta 1 millón de barriles diarios.
El proyecto contempla la construcción de un ducto de 437 kilómetros desde Allen hasta Punta Colorada, más una terminal de exportación de clase mundial, que convertirá a Argentina en un exportador global de energía y permitirá ingresos por más de 15.000 millones de dólares anuales hacia 2030.
La obra fue adjudicada a fines del año pasado y ya se realizaron 300 kilómetros de apertura de pista y más de 60 de desfiles de tubos, junto a la incorporación de la doble junta. En este tramo de la obra, ya hay 500 trabajadores en plena actividad.
También se avanzó con la construcción de plantas de bombeo en Allen y Chelforó, mientras que en el otro extremo, en Punta Colorada, se construye la terminal de almacenamiento, que tendrá inicialmente entre 5 y 6 tanques de unos 750.000 barriles, el equivalente a poco menos de un día de producción nacional de petróleo. Las chapas para su construcción ya comenzaron a llegar al país, informó YPF.
Además, ya están compradas las dos monoboyas que habilitarán la carga de los barcos Very Large Crude Carriers (VLCC), que por primera vez podrán operar en el país -por la profundidad del puerto- y cargarán unos 2 millones de barriles en cada viaje hacia Estados Unidos y Asia, con lo que bajarán los costos de transporte entre 3 y 4 dólares por barril.