sábado, 12 julio, 2025
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De La Sirenita a Pretty Woman: el boom de las grandes películas convertidas en musicales

El cine y el teatro suelen nutrirse mutuamente. Y en la actualidad, las dos obras de teatro más exitosas de la avenida Corrientes son La Sirenita y Rocky. Una es musical, como lo era el filme animado original de Disney, con música y canciones nominadas al Oscar (una, Bajo el mar, lo ganó) y la otra aquí, no, pero la historia de Rocky Balboa que en el Lola Membrives personifica Nico Vázquez fue primero un musical en el Winter Garden, en Broadway, la misma sala donde estrenó Cats, Mamma mia! y School of Rock.

Bueno, ese Rocky fue un fracaso, allá por 2012. Ni el ring que tomaba parte de la platea para cobijar la pelea de Rocky vs. Apollo Creed logró, en la puesta de Broadway, subsistir más de unos pocos meses. La contracara de lo que sucede aquí.

Y mientras siguen las negociaciones para que Volver al futuro, en su versión musical, que estrenó primero en Londres y luego en Nueva York, llegue a una sala porteña, tenemos por un lado películas que fueron exitosas y que no eran musicales, y que al saltar a la escena neoyorquina o en el West End londinense sus protagonistas terminaron cantando y/o bailando.

Muchas de ellas llegaron también a la Argentina, como Matilda o The Producers (en el Astral se llamó Los productores, con Enrique Pinti y Guillermo Francella), que se basaba en la película de Mel Brooks Con un fracaso, millonarios, que había sido precisamente un fracaso comercial en los cines de todo el mundo.

El Doc y Marty en el musical «Volver al futuro», que negocian traer a Buenos Aires, y «La Sirenita».

The Producers es la excepción que cumple la regla: le fue pésimo comercialmente en las salas de cine y se convirtió en el musical más ganador de Premios Tony de la historia, llevándose 12 estatuillas -hay 14 rubros en el apartado de musical en los Tony-.

¿Más títulos? El graduado (2002); Las doce sillas (1971); Groundhog Day (2017), que cuando estrenó en cines de la Argentina la conocimos como Hechizo del tiempo, con Bill Murray y Andie McDowell; Catch Me If You Can (2011), adaptación de la película de Steven Spielberg, con Tom Hanks y Leonardo DiCaprio, hasta The Devil Wears Prada (2022), con música de Elton John sobre El Diablo viste a la moda.

Más recientemente, Death Becomes Her (2024) o La muerte le sienta bien, que ganó algunos Tony y que estrenó en el Lunt-Fontanne Theatre, el mismo lugar donde tuvo su première el musical basado en Charlie y la fábrica de chocolate en 2017, que llegará al Gran Rex en el invierno de 2026.

Julia Roberts en «Pretty Woman», la peli, y Florencia Peña en el teatro Astral.

Pero si todos estos títulos no llaman poderosamente la atención, atendiendo a que tenían potencial para convertirse en musicales… Qué me dicen si hicieran un musical de La lista de Schindler.

Me cuesta imaginarlo.

También Tootsie, en 2018, tuvo su musical (Nico Vázquez la hizo en el Lola Membrives en 2023 y 2024, pero en versión no musical); Kinky Boots (2013), con música y letras de Cindy Lauper y libro de Harvey Fierstein, que aquí estrenó Ricky Pashkus, con Martín Bossi; The Full Monty (2000); Shrek (2008); El joven Frankenstein (2007), con música, letras y libro de Mel Brooks; Pretty Woman (2018), ahora en cartel, con Florencia Peña y Juan Ingaramo.

Mara Wilson en la película de Danny DeVito, y la versión musical en el Gran Rex.

Obvio que también hubo películas que eran en su origen musicales que saltaron al escenario con más canciones, como Grease.

Pero ése será tema de otra columna.

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