lunes, 14 julio, 2025
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Consumo masivo: el dato que entusiasma al Gobierno, pero mantiene en alerta a los supermercados

El resultado del consumo masivo de junio le daría una buena noticia al Gobierno, que sigue de cerca su evolución, atada a la capacidad de ahorro de la población y la inflación.

Según los datos preliminares de Scentia, el mes pasado habría terminado de forma similar a mayo, cuando, por primera vez el número acumulado en los primeros cinco meses del año tuvo una suba, aunque leve.

De acuerdo a Scentia, el consumo masivo registró en mayo un alza de 5,5% comparado al mismo mes de 2024 y de 0,6% en el lapso de entre enero y mayo, la primera variación positiva en lo que va de 2025.

“Si se analiza al consumo como un todo, luego de un año recesivo y de reacomodamiento, se evidencia una situación diferenciada con sectores que reaccionaron de forma distinta. Recién el mes pasado hubo una pequeña recuperación, aunque heterogénea entre los distintos canales”, analizó Osvaldo del Río, director de Scentia.

Ganan lugar las ventas de comercios de cercanía como almacenes. Foto: archivo

Así, el resultado de mayo estuvo impulsado, principalmente, por el aumento de las ventas de comercios de cercanía, a donde hoy se vuelca la mayoría de los compradores para llevarse lo justo y necesario a diferencia de lo que ocurrió en 2023 con el estímulo del “plan platita”, cuando la inflación generó la sensación de que “la plata quemaba” y se anticipaban consumos.

En este contexto, ganan lugar autoservicios –almacenes y chinos–, que crecieron 1,5%, farmacias (1,2%) y kioscos (16,1%). También subieron las ventas de plataformas digitales (11,4%).

De esa manera, la foto de mayo se habría repetido en junio, lo que le traería un respiro al Gobierno luego de la caída de 13,9% que experimentó el consumo masivo en 2024 versus 2023, una de las peores marcas desde la crisis de 2001.

Supermercados, aún con números en rojo

Sin embargo, la recuperación se habría desacelerado y los supermercados seguirían en rojo pese a que reforzaron sus promociones y ofertas. En mayo, las ventas de las grandes cadenas se contrajeron 3,3%, con una caída de 5,4% en lo que va de 2025, según Scentia.

“Los datos preliminares de junio son más ácidos que los de mayo. Estimamos que el supermercadismo cerró el mes con una baja de entre 5% y 6% versus junio de 2024. El resto de los canales continuarían con un comportamiento parecido al de mayo. Entonces, esperamos que la suma total vuelva a dar vuelva positiva, aunque tal vez un poco más desacelerada”, anticipó Del Río.

El supermercadismo habría cerrado junio con una baja de entre 5% y 6%. Foto: archivo

Los supermercados son los que más están sufriendo el cambio de hábitos hacia una compra más racional. Es parecido a lo que pasó en 2002 y 2003. La gente compra pequeñas cantidades y con mayor frecuencia en los negocios que tiene cerca”, comparó.

Y agregó: “Con una inflación a la baja, hay más referencias de precios. Los consumidores no se desvelan por ahorrar mucho cuando van a comprar dos o tres productos porque en esos casos el ahorro es muy pequeño”.

¿Cómo terminará 2025 el consumo masivo?

No obstante, pese a la incipiente reactivación del consumo masivo, para Scentia, el repunte tardará en consolidarse. “Este año vamos a recuperar solo una parte de lo que se perdió en 2024, que dejó una base de comparación muy baja”, adelantó Del Río.

“El poder adquisitivo de más de la mitad de la pirámide social está complicado. Esta masa crítica representa 80% del volumen del consumo masivo. Es un segmento que vive el día a día y sufrió fuerte el ajuste de tarifas. Hoy, el bolsillo compite con muchos otros gastos”, analizó.

Este año se recuperaría solo una parte de lo que se perdió en 2024. Foto: archivo

“Por ende, los descuentos de los supermercados resultan tentadores siempre y cuando se tiene la capacidad de hacer una compra importante que amerite el traslado a una superficie grande”, apuntó.

Y cerró: “Advertimos que era probable que la recuperación se diera de forma dispar, con un crecimiento de ventas de autos, motos, viajes al exterior, shoppings, despachos de cemento e insumos de la construcción, por un lado; y, por otra parte, con una caída en los bienes básicos, a donde se volcaba el consumo en el proceso inflacionario, en el que la gente corría a stockearse cada vez que sentía que su plata perdía valor para así proteger sus ingresos, sumado a que no había propensión a realizar otros gastos porque no había crédito ni cuotas”.

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