domingo, 3 agosto, 2025
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Qué ven los que la ven?


El debate sobre las fortalezas y debilidades de Milei no es analítico, es político. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que se emite todos los sábados de 12 a 14 por Radio Con Vos 89,9.

Sábado 2 de agosto 12:45

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  •  A veces es saludable y hasta necesario tomarse un respiro de la coyuntura y mirar el escenario desde cierta distancia, no solo temporal (de un periodo un poco más largo), sino también panorámica, es decir, desde media distancia.
  •  En una sociedad caracterizada por la polarización social y política no es extraño encontrar elementos tanto para decir que el Gobierno y el proyecto que encabeza Javier Milei tienen ciertas fortalezas, como para afirmar que tiene también una debilidad espantosa.
  •  Un pensamiento político de “sumas y restas” de datos aislados de la coyuntura puede dar como resultado girar y girar para quedarse siempre en el mismo lugar hasta que alguna catástrofe o un cambio de las relaciones de fuerza lo encuentre a uno completamente desprevenido.
  •  ¿Qué grandes temas estamos discutiendo desde hace casi dos años? Bueno, por qué ganó Milei y cómo llegó la extrema derecha al poder en un país como la Argentina; con qué fortaleza cuenta hoy y qué perspectivas tiene; qué grado de “fascismo” tiene en sangre y cuánto avanzó en constituir un movimiento de ese tipo y, en última instancia, qué grado de derrota afecta a los sectores populares, a las organizaciones obreras, sociales y a los opositores que se enfrentan a Milei, entre los que incluyo, obvio, a la izquierda.
  •  No quiero debatir todos y cada uno de estos temas que, por otra parte, venimos discutiendo en las conversaciones y entrevistas de este programa. Lo que sí quiero destacar es que las diferentes posiciones frente a estas cuestiones están determinadas por las opciones, los programas y, sobre todo, las apuestas políticas de los que los enuncian.
  •  Por ejemplo, quienes creen estamos en presencia de un nuevo signo de los tiempos irreversible y que de alguna manera expresa Milei, si vos le preguntas cómo debería ser el posmileísimo muy probablemente respondan que con un proyecto que le dé continuidad a los aspectos centrales del proyecto de Milei, pero por otros medios. Entonces son más proclives a poner el acento en la desaceleración de la inflación y en el superávit fiscal antes que en los lados B de esos “logros” (un esquema financiero insostenible, una licuación de ingresos insoportable o un ajuste que llegó hasta los niños y niñas con enfermedades terminales o a los adultos mayores). Entonces te dicen implícitamente, pero ustedes “no ven” (“no la ven”, diría Milei) que estas son las prioridades de la sociedad. Ahora, ellos ¿qué ven cuando “la ven”? ¿No ven un poco lo que el Gobierno quiere que vean?
  •  Otro ejemplo: sobre las fortalezas o debilidades del Gobierno e incluso sobre la cuestión del “fascismo” o el nivel de derrota de los sectores populares, sinteticemos así. En torno a estos puntos hay preocupaciones genuinas y reales (como varios de los invitados o invitadas de este programa), pero también hay una construcción del diagnóstico acorde a una apuesta política. En general —entre los opositores obvio— que te dicen estamos en presencia de una transformación social que debilitó estratégicamente a la clase trabajadora (que todo es precariado e informalidad); que el Gobierno tuvo muchos logros sin prácticamente ninguna reacción y que pese a todo eso mantiene apoyo; o que el conjunto de los dueños del país está alineado con Milei. ¿Qué no ven los que “ven” esto? Que un sector estratégico de la clase trabajadora mantiene una fuerte sindicalización y un poder de fuego importante (trabajadores de puertos y aeropuertos, aceiteros, petroleros, muchas industrias, transporte), que no haya decisión de utilizar esa fuerza es otro tema, pero que existe, existe; que el ajuste del Gobierno tuvo respuestas (universitarios, jubilados, Garrahan) que incluso aportaron a sus desprestigio aunque no hayan podido derrotarlo o que hay sectores del empresariado que no tienen el mismo entusiasmo que otros y ¿en qué se demuestra?, básicamente en que no ponen guita, no invierten. Sacan de todos lados gracias a las generosas bicicletas financieras y no ponen en ninguno.
  •  En general, quienes ponen el acento todo el tiempo en estas adversidades proponen alguna de las opciones del “mal menor”: candidatos de “centro” que puedan tocar un poco la música mileísta; frentes amplios y diversos (como fue la última experiencia del FdT) que son exactamente los que generan las condiciones para que surjan o retornen las derechas o proyectos que propongan un ajuste negociado, etc.
  •  Ojo, es una cuestión de énfasis, porque nadie niega la dualización de la clase trabajadora; el avance inédito de Milei en términos de ajuste fiscal o la unidad inicial que logró de todos los dueños del país, pero el escenario se completa con todos los otros elementos: las contradicciones, la resistencia y las potencialidades que aún existen. Los que ven lo primero y “no ven” lo segundo, en general, agrandan al adversario para achicar sus propios objetivos y aspiraciones.
  •  Muchas veces estos coinciden con una posición más general sobre la historia o sobre la dinámica social y política que es rendirse incondicionalmente frente al hecho consumado, son fetichistas del hecho consumado: el que gana tiene razón y el que pierde está equivocado. Si Milei ganó “algo bueno debe tener” y no, quizá Milei ganó porque mucho malo pasó hasta ahora.
  •  Miran a la realidad acríticamente, no saben seguir el consejo del alemán Walter Benjamin que recomendaba “pasarle a la historia el cepillo a contrapelo” para preparar las condiciones para cuando la cosa cambie; no saben o no quieren nunca ir contra la corriente.
  •  Si en el siglo XX tuvo mucha relevancia en ciertas izquierdas la idea de que la historia avanzaba inexorablemente hacia la revolución o el socialismo o lo que sea (una concepción teleológica del progreso) y por lo tanto casi que solo quedaba sentarse a esperar; ahora pareciera que girara fatalmente hacia la derecha (una concepción teleológica de la reacción) en la que no queda otra que sentarse a describir lo fea que es la realidad.
  •  Y no, tanto antes como ahora, la historia está abierta. El triunfo de Milei no estaba “inscripto” en la dinámica natural de los acontecimientos, fue el resultado de disputas políticas, capitulaciones, defecciones y muchos otros factores. No hizo época o, por lo menos aún no hizo época y es difícil que la haga. Es expresión la crisis de una época más que la solución.
  •  Y tanto hoy como ayer: todo diagnóstico es político.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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