El 11 de abril de este año el Gobierno de Javier Milei suscribió un acuerdo con el organismo. El 31 de julio el FMI aprobó la primera revisión y en su comunicado oficial destacó “la solidez en la ejecución de las políticas”. Pasaron menos de cinco meses desde el 11 de abril y menos de dos meses desde que el FMI elogió la “solidez”. Ahora todo lo sólido se desvanece en el aire. El plan naufraga.
No es nuevo. Lo mismo ocurrió con Macri: el 20 de junio de 2018 alcanzó un acuerdo. Macri dijo que nos íbamos a enamorar de Christine Lagarde, por entonces la directora gerente del FMI. Gracias a la intermediación de Donald Trump, Argentina obtuvo el préstamo más grande de la historia del organismo, por 45 mil millones de dólares. No hubo aprobación en el Congreso, no se siguieron los procedimientos administrativos. El FMI prestó por encima de lo que correspondía y dejó que los dólares se usen para financiar la fuga de capitales. Tudo bom, ¿todo legal?
Dos meses después, el 29 de agosto, con el primer acuerdo naufragando, Macri anuncia un segundo acuerdo. Y en septiembre de 2018, renuncia al Banco Central su titular, Luis “Toto” Caputo, después de financiar una fuga gigantesca y ser eyectado por presión del propio Fondo. En el medio del caos creado por sus políticas, el Fondo amplió el préstamo a Macri a unos 55 mil millones. Se sabe, en el macrismo se fugaron 86 mil millones de dólares, en buena proporción se la llevaron los más ricos del país a paraísos fiscales.
En términos sociales, el resultado es claro: la pobreza escaló del 25% en el 2017 al 35% en el 2019. El régimen del FMI es una fábrica de generar pobreza.
¿Se acuerdan de Martín Guzmán? Firmó un acuerdo fantástico: iba a permitir que Argentina crezca. En la madrugada del 11 de marzo de 2022, la Cámara de Diputados enterró el “nunca más” a la deuda que enarboló el Frente de Todos en la campaña de 2019 y avaló el nuevo acuerdo.
La CGT apoyó. Massa juntó los votos necesarios de Juntos por el Cambio. Se modificó la composición de la Comisión de Presupuesto para no trabar el acuerdo y se aprobó en el recinto.
Cuatro meses después naufragó el acuerdo y Guzmán se fue. Argentina no creció y entró en recesión en 2023. Había que enfrentar esa deuda usuraria, en el recinto y en la calle. No era momento para tibiezas, ahora tampoco.
El actual fracaso del programa es evidente. No hay que ser economista, hay que estudiar la historia.
La pieza central del acuerdo al que llegó Milei era la acumulación de reservas en el Banco Central para pagar la deuda odiosa. Pero las reservas netas del Central están en terreno negativo en unos 8.000 millones de dólares.
Según datos del Ministerio de Economía, en 2026, el país tiene vencimientos de deuda en dólares por U$S 19.667 millones (U$S 11.687 millones de capital y U$S 7.981 de intereses). Es impagable a menos que una devaluación brutal genere un gran superávit comercial para que el Banco Central sume dólares. Es lo que quiere el FMI. Es tal vez lo que le pidan a Milei en su visita a Washington para solicitar la asistencia del Tesoro yanqui, además de otras exigencias en favor de los intereses geopolíticos de Estados Unidos.
La devaluación, se sabe, es antes que nada una devaluación del salario para abaratar la fuerza de trabajo.
Milei opera desesperado, como un degenerado fiscal. Les quitó las retenciones al agropower. ¿No era que el superávit fiscal no se negocia? Claro, pero ese criterio vale cuando se trata de presupuesto para la emergencia en discapacidad, pediatría o para las universidades.
Algunas estimaciones señalan que el agropower se podría ahorrar unos U$S 1.400 millones de pago de retenciones…
Hace minutos, el ya devaluado vocero Adorni, anunció “que habrá retenciones cero también para la exportación de carnes avícolas y bovinas hasta el 31 de octubre de 2025”. Esta medida va a pegar de lleno en algunos productos que son muy consumidos por las familias.
Argentina tiene a las futuras generaciones hipotecadas por las políticas de megaendeudamiento al que la sometieron en los últimos años Macri, Milei y Caputo. Esa deuda es una estafa por donde se la mire. Hay que impulsar la movilización para establecer el desconocimiento soberano. Y poner en el centro las demandas de las y los trabajadores, de los sectores medios, de los sectores populares.
No decimos que es fácil, solo la verdad para salir de este círculo de empobrecimiento.
OTRO PROGRAMA DEL FMI QUE FRACASA. EL FINAL ESTÁ ESCRITO.
El 11 de abril de este año el Gobierno de Javier Milei suscribió un acuerdo con el organismo. El 31 de julio el FMI aprobó la primera revisión y en su comunicado oficial destacó “la solidez en la ejecución de las…
— Myriam Bregman (@myriambregman) September 22, 2025