lunes, 20 enero, 2025
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Llegó el Día T: Wall Street recibe a Trump con su mejor semana desde noviembre

Desde que ganó la elección, el magnate preside anímicamente EEUU. Wall Street, atento a su llegada, le da la bienvenida oficial con un gesto de muy buena voluntad.

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Donald Trump vuelve a la presidencia de Estados Unidos tras cuatro años. 

Donald Trump preside anímicamente EEUU desde el preciso momento en que ganó la elección. No hay decisión importante que no lo tenga presente. La FED independiente, por caso, anunció que se retira de la Red de Bancos Centrales para Hacer Verde el Sistema Financiero (NGFS) en lo que parece una concesión oportunista a la visión refractaria al cambio climático que sostiene el magnate. La FED, que resolvió apartarse en votación dividida, le sigue los pasos a un conjunto de bancos comerciales estadounidenses de primera línea que se alejó de la Net-Zero Banking Alliance (NZBA), una alianza de instituciones financieras diseñadas para facilitar la transición hacia el objetivo de emisión cero. Bank of America, Citigroup, Wells Fargo, Goldman Sachs, Morgan Stanley y, días después, JPMorgan desertaron de la iniciativa patrocinada por las Naciones Unidas. El supervisor bancario, Michael Barr, dejó vacante la posición, aunque permanecerá en la Junta de Gobernadores de la FED. Se sabe, la nueva Administración favorece una regulación más laxa. Pero la incidencia del triunfo de Trump no se agota en la economía. Es un disrruptor todo terreno. Abarca desde la revisión de los criterios de moderación de contenidos de empresas como Meta hasta los cambios tectónicos producidos en los escenarios geopolíticos de conflicto, sobre todo en Medio Oriente. En ese vértigo, el régimen sirio de la familia Assad se derrumbó con estrépito después de 53 años. Y el iraní se debilitó al extremo. También se alumbró un cese de fuego en Gaza y la promesa de la liberación de los rehenes israelíes capturados por Hamas. Pues bien, Trump recién asume hoy la presidencia de manera formal.

Los mercados anticipan. Lo que no es normal es que lo hagan también los arreglos institucionales o la política internacional. Pero Trump no le resulta indiferente a nadie. Aun siendo conocido, ya que es su segundo mandato, y también un pato rengo, debido a que carece de la posibilidad legal (¿y la voluntad?) de reelección. Como Trump, por método, también es incertidumbre deliberada no alcanza con anticiparse para forjar una buena posición. La Bolsa, en principio, adoptó una inclinación muy favorable. Intuyó correctamente, desde mediados de septiembre, la victoria republicana. Y lanzó un fogoso Trump rally que, sin embargo, tropezó en diciembre y cerró 2024, y empezó el Año Nuevo, con un andar titubeante. Con Biden, por cierto, pisaba más firme. Los bonos se movieron tenazmente a contramano. No solo de la figura creciente de Trump sino de las decisiones de política monetaria. La FED de Powell se anticipó y bajó con audacia las tasas cortas 100 puntos base. En desacuerdo, la tasa de diez años escaló punzantes 120 puntos (hasta la semana pasada). Y el dólar se fortaleció sin prisa ni pausa desafiando la pretensión republicana de que no interfiera con la reindustrialización y las inversiones en EEUU. Los vientos desreguladores explican el auge de las acciones bancarias y las criptomonedas. Pero otra de las banderas, la protección en alza, no les alcanzó a las acciones pequeñas – small caps – sino para un avance fallido. El tema arancelario, un caballito de batalla en campaña, entró en un cono de silencio que deberá develar ahora de qué se trata. El flamante secretario del Tesoro – Scott Bessent – hizo especial hincapié en la voluntad de aumentar la producción de petróleo en 3 millones de barriles diarios para así bajar el costo de la energía. Pero la cotización del crudo trepó más de 15% desde principios de diciembre.

En otras palabras, las Trumponomics no están metidas en los precios. Sencillamente, porque tampoco nadie se ocupó de darles una definición precisa. Así el Trump victorioso de noviembre que era una fuerza arrasadora en los mercados – cuando estaba todavía distante de tomar las riendas del gobierno – se desbibujó con el tiempo. Y viró a una masa dispersa de contenido ambiguo o contradictorio que el presidente promete aclarar con una ofensiva relámpago de más de cien iniciativas en los primeros días de gestión.

Wall Street le da la bienvenida oficial a Trump con un gesto de muy buena voluntad. La inflación núcleo de diciembre bajó una décima a 0,2% y quebró el temor a un error de cálculo de la FED que la pudiera obligar a retomar el alza de las tasas de interés. Los propios voceros del banco central – como el gobernador Chris Waller – alentaron la idea de proseguir con el recorte de las tasas si, a buen entendedor, Trump no complica las cosas. Y el propio presidente electo también procuró una distensión. Habló personalmente con su par chino Xi Jinping. Ambas partes difundieron su intención de “hacer del mundo más pacífico y seguro”. No hubo mención alguna a los temas en conflicto. TikTok, por caso, será uno de los patrocinantes de la inauguración presidencial. Trump maltrató a los aliados, a Panamá, Dinamarca y Canadá, pero se cuidó de hostigar a China en la antesala de su asunción. Aunque se sabe que lo cortés no quita lo valiente, Wall Street cerró su mejor semana desde noviembre. La tasa de diez años reculó de 4,80% a 4,60%. El S&P 500 avanzó 2,9%. El Nasdaq, 2,5%. Y el Dow Jones, 3,7%. ¿Vuelven los buenos tiempos, la inercia del mercado bull? Si Trump no tiene otros planes, es el camino que ofrece la menor resistencia.

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