El día de ayer, el equipo femenino de básquet de El Talar denunció un grave incidente de acoso y violación en la privacidad de sus jugadoras; en las instalaciones del Club Náutico Sportivo Avellaneda, en Rosario. Según el testimonio de las jugadoras, mientras se encontraban en el vestuario tras un partido, una de ellas observó un brazo sosteniendo un celular negro por encima de la pared divisoria entre los vestuarios masculino y femenino, apuntando directamente hacia las duchas y áreas de cambio. Inmediatamente, informaron a sus dirigentes, quienes notificaron a las autoridades del club local. Al revisar las cámaras de seguridad, se identificó a un individuo entrando y saliendo del vestuario.
Ante esta situación, las autoridades de El Talar presentaron una denuncia formal ante la justicia y, en señal de protesta, decidieron no disputar el partido programado contra Náutico Avellaneda. La Asociación de Clubes (AdC) y las autoridades de la Liga Nacional Femenina repudiaron enérgicamente el hecho y expresaron su solidaridad con las jugadoras afectadas. Por su parte, el Club Náutico Sportivo Avellaneda emitió un comunicado lamentando profundamente el incidente y manifestando su disposición para colaborar en el esclarecimiento de lo sucedido.
Mas que un caso aislado: Expone la violencia patriarcal en el deporte.
Este lamentable episodio no es un hecho aislado, sino que evidencia las profundas raíces del patriarcado en nuestra sociedad. La cosificación y vulneración de la integridad de las mujeres, incluso en espacios que deberían ser seguros como los clubes deportivos, son manifestaciones de un sistema que perpetúa la desigualdad y la violencia de género. El deporte, que debería ser un ámbito de empoderamiento y equidad, no está exento de las dinámicas opresivas que atraviesan nuestra cultura. La falta de protocolos efectivos y la insuficiente formación en perspectiva de género en muchas instituciones deportivas reflejan una desinversión en políticas que promuevan la igualdad y la seguridad de las mujeres. Es necesario cuestionar y transformar estas estructuras que, bajo la lógica capitalista, priorizan el lucro y la competencia por encima del bienestar y la dignidad de las mujeres; históricamente desvalorizadas en el deporte.
Deporte sin acoso y políticas de genero reales.
Para evitar que lamentables hechos como este se repitan, es imprescindible que las instituciones deportivas adopten una perspectiva de género en su gestión. Una de las medidas urgentes es la implementación de formación obligatoria en perspectiva de género para dirigentes, entrenadores, árbitros y todo el personal vinculado al deporte. Sensibilizar sobre las violencias y desigualdades estructurales es un paso clave para transformar las dinámicas patriarcales dentro de estos espacios. Además, es fundamental establecer protocolos claros y efectivos para actuar ante denuncias de violencia o acoso. La falta de respuestas institucionales genera impunidad y desprotección para las víctimas, por lo que se requieren mecanismos que permitan la sanción de los responsables y el acompañamiento adecuado a quienes sufren estas situaciones.
Otra cuestión central es la seguridad de las instalaciones deportivas. No puede haber vestuarios ni espacios compartidos sin controles adecuados que resguarden la privacidad de las jugadoras; las mismas deben tener garantizadas condiciones laborales Y deportivas dignas. La infraestructura debe ser revisada y adaptada para garantizar que estos ámbitos sean seguros y libres de situaciones de acoso o violencia. Asimismo, es necesario que las mujeres tengan un rol más activo en la toma de decisiones dentro del deporte. Aumentar su participación en los ámbitos dirigenciales contribuiría a cambiar las reglas de juego, históricamente establecidas por hombres y para hombres.
Es fundamental que el Estado asuma un rol activo en la protección de las deportistas, destinando financiamiento a programas específicos de género dentro de las instituciones deportivas. La falta histórica de inversión en esta área demuestra el desinterés de las autoridades en garantizar derechos básicos para las mujeres en el deporte; que a ningún gobierno le a importado y ahora se profundiza con el gobierno de Milei.
Milei y su agenda patriarcal
No es casual que estos hechos empiecen a ocurrir con más frecuencia. Nuestro presidente Javier Milei, en el Foro Económico Mundial de Davos, anunció su intención de eliminar la figura legal del feminicidio, las leyes de paridad de género y los cupos laborales para minorías sexuales, argumentando que el feminismo distorsiona el concepto de igualdad y que no existe desigualdad salarial de género para las mismas tareas laborales. Un discurso y agenda que envalentona a los sectores más atrasados y reaccionarios. Estas propuestas representan un claro ataque y retroceso a los derechos de las mujeres y las disidencias, reflejan una agenda completamente patriarcal. La desinversión en políticas de género y la negación de las desigualdades existentes no solo invisibilizan las problemáticas que enfrentan las mujeres, sino que también contribuyen a su perpetuación. Es fundamental repudiar este hecho y seguir defendiendo las conquistas y derechos que el gobierno quiere arrebatar. Este penoso hecho es un motivo más para movilizarnos este 1F en las calles.
El incidente sufrido por las jugadoras de El Talar es una manifestación más de las violencias que enfrentan las mujeres en esta sociedad patriarcal y capitalista. Es necesario implementar medidas estructurales que promuevan la igualdad de género y cuestionar las agendas políticas que buscan desmantelar los avances logrados en materia de derechos. Solo a través de una transformación profunda de nuestras instituciones y prácticas podremos construir una sociedad más justa e igualitaria.