sábado, 1 febrero, 2025
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Educadores españoles y europeos proponen una mirada ecosocial en los grados universitarios

Ruth del Moral

Madrid, 1 feb (EFE).- Tomar conciencia de que todo lo que construimos puede cambiar debido a la crisis climática y enseñar desde una visión comprometida con la transición ecológica y la justicia social. Esta es la propuesta de un grupo de educadores de cinco universidades europeas, entre ellas la Universidad española de Comillas y de varias Ecoaldeas.

A través del proyecto ‘Universidad Europea para la Transición’ -EU4Transition- en el que han participado universidades de Francia, Estonia, Turquía, Holanda y tres Ecoaldeas se propone un itinerario educativo diferente y comprometido con la sostenibilidad.

Un sistema de enseñanza enfocado en la universidad y que compatibiliza la educación memorística con fórmulas para fomentar el pensamiento crítico o la empatía con situaciones de sufrimiento y riesgo.

Una educación que puede incluirse en todo tipo de grados, desde los de Matemáticas, Economía y Administración de empresas hasta los de Ciencias y Humanidades.

Favorecer la meditación activa para empatizar con personas que sufren injusticias sociales, por las consecuencias del cambio climático o por las guerras, y hacerlo antes de impartir una clase de Economía, es un ejemplo de las tareas que propone este proyecto en el que han formado parte las profesoras de Ciencias Económicas y Empresariales de Comillas ICADE Amparo Merino y Estela Díaz.

En una entrevista con EFE ambas investigadoras explican que este plan europeo -que ha durado tres años- busca que en una clase de Economía no solo se explique la teoría del capitalismo sino también ejemplos de empresas o negocios cuyo beneficio es el bien social.

 «El alumno debe tomar conciencia de las plurales miradas del mundo, de las implicaciones sociales que tiene la crisis ecológica», señala Díaz, mientras Merino incide en que «se debe incorporar de manera formal a la educación el cuidado del bien común como base de la existencia».

«Estamos en riesgo como especie y nos enfrentamos a un planeta en crisis, a la polarización, a la injusticia social y vivimos en una economía que se olvida del cuidado. Todos estos riesgos requieren respuestas desde la educación que sean acordes», insiste Merino.

El proyecto EU4Transition ofrece una guía pedagógica con 51 fichas para educadores en las que hay herramientas que facilitan la enseñanza holística.

Un ejemplo sería la escucha activa, fomentar un diálogo entre parejas de alumnos o grupos, de dos o tres minutos, sobre una frase propuesta por el docente, para concienciar sobre nuestra capacidad de escuchar plenamente.

También reflexionar sobre la etiqueta que los humanos ponemos a los animales y ampliar las perspectivas sobre las relaciones entre especies, es otra propuesta.

El proyecto además ha creado un curso universitario que podría incluirse en un máster y que contempla tres módulos; cómo entendemos el mundo, las implicaciones en los diferentes ámbitos de vida y herramientas concretas para la vida cotidiana y un consumo sostenible.

Otro curso online masivo y abierto (MOOC) que ofrece una visión general de las transiciones para cualquier persona interesada en los retos ecosociales actuales es la tercera propuesta del proyecto.

«Se trata de facilitar a los docentes materiales que puedan adaptar a sus centros, con el fin de que la universidad tenga una función y un compromiso en la transición ecosocial», coinciden ambas profesoras.

«Porque el cambio climático no se arregla solo con motores eléctricos, la educación convencional no sirve ni es suficiente», resalta Estela mientras Amparo recalca que «ya no sirve memorizar para enfrentarse a lo complejo».

Las conclusiones de este proyecto señalan que para lograr el cambio no basta con el aprendizaje cognitivo, sino que se requiere enseñar desde las emociones, los sentimientos internos y desde la acción.

En este sentido la experiencia de las Ecoaldeas, que implican una vida compartida con un espacio o con actividades, ha sido una aportación básica. «Las universidades aportamos docencia e investigación y las ecoaldeas, sus manos», indica Estela Díaz.EFE

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