lunes, 21 abril, 2025
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El argentino que dejó todo para vivir como un nómade y hace cuatro años viaja por el mundo en moto

Sebastián Villanueva (32) siempre quiso saber cómo se sentiría llevar una vida nómade pero su buen pasar laboral lo anclaba. “Cada vez me costaba más largar todo y decir: ‘Che, me voy’”, recuerda. Hasta que una cadena de acontecimientos incluyendo las muertes de su tío, su padre y su abuelo, fueron un catalizador, impulsándolo a no postergar más sus sueños. Hoy este joven de Devoto recorre el mundo con su moto y está a punto de cumplir el primer objetivo: completar la etapa Ushuaia a Alaska.

Seba salió desde el Fin del Mundo el 5 de marzo de 2021. No es una fecha casual, ya que ese día en Argentina se conmemora el Día del Motociclista en homenaje a José Luis Carlessi Manzanares, conocido como “el Conde Javornovich”, quien recorría el país en moto para llevar correspondencia y repuestos a los pueblos más remotos.

Aunque la distancia entre Tierra del Fuego y Alaska por ruta puede ser de 13.800 kilómetros, Sebastián lleva recorridos más de 90.000. Siempre con “Pantera”, como bautizó a su Honda Africa Twin toda ploteada de negro y equipada con cámaras.

Su viaje no es en línea recta, sino que busca conocer a fondo cada región y comparte su experiencia en Instagram y YouTube con imágenes y datos de interés sobre cada lugar que visita. Entre ellas, ruinas mayas en el medio de la selva, la cárcel más peligrosa de El Salvador de Bukele, la Ruta 66 en Estados Unidos, Hollywood, Las Vegas, el Tapón del Darién en Venezuela, los barrios más peligrosos de Medellín en Colombia, Machu Picchu, entre decenas de lugares del continente americano.

En cada publicación hay historias, accidentes, rescates, aventuras, turismo y situaciones inesperadas que van ocurriendo en el camino.

Sebastián Villanueva en el Gran Cañón, en Arizona, EEUU, donde acampó la semana pasada.

«Era algo que siempre lo tenía guardado y siempre me gustó la aventura, siempre me gustaba ir de camping, andar en moto, viajar. Pero bueno, es como que tenía esa necesidad de ser nómade un tiempo, vivirlo y ver qué se siente. Y con los años empecé a tener la idea de hacer un viaje largo», le cuenta Sebastián a Clarín.

Su travesía también recuerda de alguna manera a la del argentino que tiene el récord Guiness del viaje en moto más largo del mundo, Emilio Scotto, que recorrió 735.000 kilómetros de 239 países entre 1985 y 1995. De hecho en uno de los capítulos visitó el Riverside Casino en Laughlin, Nevada, donde está exhibida la «Princesa Negra», una Honda Gold Wing 1100, con la que el argentino logró la hazaña.

Una travesía que fue muy difícil de arrancar

El tío de Sebastián, quien era un referente y del que heredó el espíritu aventurero falleció en 2013. “Desde el 2015 empecé a cranear el viaje pero por un montón de cosas que me han pasado, no pude salir antes”, dice Seba. En 2017 murió su papá por un cáncer terminal.

“Eran dos personas opuestas. Mi tío era de disfrutar todo y hacer un montón de cosas y mi papá mucho más de quedarse, no hacía deporte, no andaba en moto, no le gustaban. Entonces fue como que mi cabeza ya empezó a hacer un clic de ‘¿Para qué voy a dejar pasar ciertas cosas en la vida y dejarlas pendientes si quiero hacerlas?, ¿Por qué no trabajar por eso y hacerlo?’», expresa.

Seba tenía una carrera en ascenso en marketing promocional y organización de eventos, lo que hacía que fuera difícil dejarlo todo. «Mi plan era mi plan inicial era irme 10 meses nada más», recuerda. La muerte de su abuelo en 2019 fue el último impulso que lo llevó a decir «ya está». Para entonces ya tenía la Africa Twin que compró en 2018, después de ir pasando por distintos modelos. “Siempre soñé con ella porque era ‘la moto’”.

Finalmente, se decidió a salir el 21 de marzo de 2020. “Tenía todo listo y el 19 de marzo a la noche, cadena nacional, cuarentena 15 días. Me quería matar. Era el sueño de mi vida y no, una vez más, una traba más en el camino”, recuerda.

Vías del tren, Colombia.

El Covid no solo frenó su viaje, sino también su trabajo, que consistía en hacer campañas publicitarias en eventos y no estaban permitidos. Y se tuvo que reinventar. Se compró una Honda Biz 125 y aprovechó la gran cantidad de clientes que tenía para ofrecerles un servicio de mensajería privada. Hacía entre 150 y 200 kilómetros por día por Capital repartiendo unos 30 pedidos diarios. «Lo tomé como un entrenamiento para mi viaje. Arranqué en abril, mayo y le daba con frío, viento, lluvia, no me importaba».

Una vez que las fronteras comenzaron a normalizarse, Seba decidió comenzar su viaje por Argentina, partiendo de Buenos Aires hacia Ushuaia. Y desde el Fin del Mundo, recorrer toda América, el primer objetivo que hoy está a punto de cumplir.

Seba Villanueva y «Pantera», su moto, en la «Carretera de la muerte», en Perú.

Seba cruzó el país de sur a norte por la Cordillera de los Andes, intentando evitar el asfalto lo más posible. Luego recorrió Bolivia. Las fronteras con Chile, Perú y Paraguay estaban cerradas entonces reingresó a la Argentina, hizo el Impenetrable Chaqueño y cruzó hacia Brasil. “Ahí es donde salgo definitivamente de Argentina”, cuenta.

La aventura en tierras brasileñas comenzó en Foz de Iguazú. Desde allí, “Pantera” lo llevó a través de Cascabel, Curitiba y Araucaria, antes de dirigirse hacia la costa este, donde llegó hasta Río de Janeiro. Dejando atrás el litoral, Seba se internó en el corazón de Brasil, explorando Minas Gerais, incluyendo la Serra da Canastra, para luego continuar su camino por Rondonópolis y Cuiabá.

Salar de Antofalla, Catamarca.

“De Cuiaba a Santarén son 1.700 kilómetros rectos que no hay nada, solo camiones y ahí llegas al río Amazonas, que ahí tenés una playa muy linda que se llama Alter do Chão. Y de ahí me embarqué y estuve tres días, dos noches, navegando río arriba hacia Manaos. La moto iba abajo rodeada de sandías, bananas, un montón de cosas”, describe.

Un sueño adentro de otro

En Manaos, Sebastián tuvo la oportunidad de cumplir otro de sus sueños, que muy poca gente logró: conocer la planta de Honda, la segunda más grande fuera de Japón. “Siempre las cosas pasan por algo y el viaje te pone a la persona justa en el momento indicado”, cuenta. Hasta entonces había intentado contactarse con la marca a través de concesionarios en Brasil, sin éxito.

Estando en Cuyabá, se hospedó en la casa de un amigo de la infancia llamado Jefferson. Un día, la familia lo llevó a comer a un restaurante de un chef muy conocido. “El tipo, que es influencer, estaba ahí, el papá de mi amigo me presenta y le cuenta que estaba yendo para Alaska y ahora me iba a Manaos y quería conocer la planta de Honda. Me pregunta si conocía alguien ahí, le digo que no y me dice: ‘Yo estuve la semana pasada haciendo un evento y soy amigo de uno de los gerentes, si querés te contacto’. Por favor, le dije. Y bueno, me recibieron en la planta”, recuerda Seba.

Seba Villanueva decidió dejar su vida en Argentina para llevar un estilo de vida aventurero.

Allí, además, se llevó de regalo un service integral para “Pantera”. “Me la dejaron impecable para cruzar el Amazonas”, desliza.

Su travesía continuó por la ruta BR319, a Porto Velho, que son unos 400 kilómetros de selva amazónica, 350 kilómetros de tierra entre Apulguazú y Realidades. “Una línea de tierra en medio de una mancha verde gigante”. Finalmente, desde Porto Velho, Seba emprendió el camino hacia Puerto Maldonado, Perú.

Lo más peligroso del viaje

Pero no todo es color de rosas y también hubo momentos duros durante la travesía. El más crítico fue en un camino de ripio entre Jujuy y Salta, antes de cruzar a Bolivia.

«Ahí tuve un accidente grande donde perdí el conocimiento durante 15 minutos en el medio de la montaña, solo. Pisé el centro del camino que había un poco de piedra suelta y se me se me barre la moto hacia la izquierda y me incrusto contra una piedra. Quedo medio desorientado 15 minutos. Esto lo se porque las cámaras quedaron prendidas, quedó todo grabado».

Isla Roatan, Honduras.

Por el impacto, Seba sufrió un fuerte sacudón en la cervical. A pesar de las lesiones y los daños a la moto, continuó su camino en busca de atención médica y reparar su vehículo.

Ante la pregunta de si alguna vez pensó en abandonar el viaje por ser peligroso, su respuesta fue contundente: «Mira, lo peor que podría haber hecho y lo más peligroso era no intentarlo. Eso hubiese sido peligrosísimo, no hacerlo. Muchos me dicen, ‘¿Estás loco?’ No, lo más loco hubiese sido no hacerlo. No hubiese podido no hacer este viaje. Eso hubiese sido una locura, tener un sueño y no intentar hacerlo», responde.

Sebastián Villanueva cruzando un río con Pantera en La Fortuna, Costa Rica. Foto @seba.adventure

En cuanto a la financiación del viaje, Seba comenzó con ahorros y tenía un plan de trabajar en diferentes lugares si fuera necesario. Sin embargo, el crecimiento de sus redes sociales, con 213.000 seguidores en Instagram y 265.000 suscriptores en Youtube, le permitió conseguir patrocinadores. «Me lo puse como objetivo en Instagram. Lo de YouTube era un mundo aparte que yo no conocía», admite.

Su video más popular en YouTube tiene 2,1 millones de visitas y es de hace dos años, cuando ayudó a un grupo de amigos mexicanos que llevaban un día perdidos en una montaña en Ecuador.

Qué se necesita para dar la vuelta al mundo en moto

El estilo de vida nómade también le hizo ver que de todas las cosas que llevaba al principio solo necesitaba la mitad. “Obviamente el viaje te va enseñando qué cosas son imprescindibles. Uno empieza a ser más minimalista. Fui optimizando muchas cosas en el camino, tanto de equipaje, maletas, tipo de bolso para poder tener una conducción buena en cuanto a lo que es el peso de la moto por los terrenos que ando”, explica.

Una toma desde el dron con Pantera cargada y Sebastián.

El equipo consiste en dos pares de zapatillas, unas para salir y otras de running, además de las botas de moto. Un jean, tres o cuatro remeras, dos camisas “porque nunca sabés con quién te podés encontrar y a dónde te pueden llegar a invitar”. Una campera sola, que es la de moto, y otra liviana.

–¿De todos los lugares y paisajes espectaculares que conociste hasta ahora, si tuvieras que elegir un lugar, con cuál te quedarías?

–Argentina, especialmente la Cordillera de los Andes, me puede.

MG

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