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Crisis del turismo: por primera vez en años surgió un rebusque de otra época

“La ocupación para enero es baja. Uno toma de referencia inmuebles o propiedades que sí o sí se alquilaban para distinto público, tanto medio como premium, y hoy tienen dificultades. ¿Si van a bajar los precios? ¿Cuánto podrían bajar a esta altura de diciembre?” El hombre que habla es Sergio Coronel, martillero, dueño de una inmobiliaria en Villa Gesell, un clásico de la provincia de Buenos Aires que está arrancando una de las peores temporadas en más de 20 años, con una magra ocupación de entre el 30% y el 40% para enero.

Todos los consultados para esta nota son operadores turísticos o referentes de las principales entidades que nuclean el sector. La mirada, por más que las cifras sean distintas según el destino, es bastante coincidente y vale la pena resumirla.

1) El verano 2024, por ahora, pinta flojo, con pocas reservas. Aunque algunos son optimistas y están seguros de que repuntará, otros operadores turísticos hablan con el tono de quien -para decirlo brutalmente- se patea la cara. Cruzan los dedos para que repunte.

Además, 2) por primera vez en años, en algunos de los destinos más populares se ve gente recorriendo en auto en busca de esos cartelitos de alquiler (a veces informales), pero no para quedarse 15 días sino solo cuatro o cinco.

Es decir que se busca alojamiento breve y sobre el pucho, información que confirmaron tanto operadores de la provincia de Buenos Aires como también en la provincia de Córdoba, donde “la gente realiza la reserva casi más cerca de salir de vacaciones”, apuntó Darío Capitani, presidente de la Agencia Córdoba Turismo, quien no dio cifras actualizadas de ocupación.

Las playas de Villa Gesell esperan a los turistas que este año alquilan con menos anticipación.Las playas de Villa Gesell esperan a los turistas que este año alquilan con menos anticipación.Todos explican las mismas causas para esto que observan. Y es que, 3) el 2023 fue una excepción en el hábito usual de consultar y reservar las vacaciones a partir de julio y agosto. Las múltiples citas electorales y la incertidumbre por los precios más la depreciación del salario real distorsionaron todo el escenario turístico.

Esto, 4) generó porcentajes de reservas muy bajos o bajísimos, más allá de que el 2023 (se remarca especialmente) había sido un año turísticamente “excelente”. El fenómeno de bonanza se desplomó el fin de semana de Navidad, cuando la ocupación registró una baja del 20%.

¿La conclusión? Que, 5) la ocupación veraniega puede repuntar, sí, pero dependerá de dos cuestiones: que los indecisos al gasto (en este contexto) se decidan o que, al revés, la baja demanda impulse una baja de los precios desde la oferta, algo que, pudo confirmar Clarín, en algunos de los destinos más caros de la Costa Atlántica, ya empezó a pasar.

Porque, como afirmó Aldo Elías, vicepresidente segundo de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), aludiendo comparativamente a las tendencias en otros rubros, “el turismo es una actividad que no puede stockear su producción, razón por la que todo se mueve según la ley de oferta y demanda”.

Mar de las Pampas, uno de los destinos más exclusivos que siente menos la reducción de reservas.Mar de las Pampas, uno de los destinos más exclusivos que siente menos la reducción de reservas.¿Entonces? “A mayor demanda, los precios se calientan; a falta de demanda, sobrevienen las promociones y la baja de precios”, definió.

¿Bajan los precios de las vacaciones dolarizadas?

“Salvando las caídas que tuvimos en 2016 y 2020, desde la crisis del 2000 y 2001 que no veíamos algo así. El tema con los precios es cuánto realmente podrían bajar. Hoy, comer afuera te sale 10.000 pesos por persona en Villa Gesell. Una familia gasta unos 30.000. Con precios de alojamiento desde 45 dólares por día para cuatro pasajeros, ¿cuánto se puede bajar el precio? ¿Cinco dólares? ¿Haría alguna diferencia?”, se preguntó, incrédulo, Coronel.

En otros destinos, los más caros, donde los precios diarios de alojamiento quizás duplican los de Gesell, el escenario es distinto, aclaró Roberto Carlos Rodríguez, sumando una cucharada de optimismo. Es presidente de la Cámara de Turismo de la Provincia de Buenos Aires, además de hotelero en Mar de las Pampas.

“Los lugares de turismo ABC1, tipo Pinamar, Pinamar norte, Mar de las Pampas o Cariló, por ejemplo, tienen una merma de reservas para enero del 30% con respecto al año pasado, pero los precios ya están empezando a bajar, por lo menos un 20%. Confiamos, así, en que la ocupación, que ahora ronda el 70%, llegue al 85% o 90% para enero”, estimó, y sumó que ya este fin de semana largo de Año Nuevo parecía verse un movimiento positivo.

Eso sí, dijo, «febrero puede ser complicado. El carnaval cae apenas empezado el mes y a partir de ese fin de semana siempre baja la ocupación».

En Mar del Plata, relevó Clarín hace casi diez días, la ocupación rondaba el 60%. Una nota de este viernes del diario local La Capital comentó el silencio de las autoridades con respecto a la ocupación. Es lógico entenderlo como un signo de salud relativa o mala. Y relevan una remarcación de precios de alojamiento del 50%, desde la asunción del Presidente Javier Milei. Coronel, en referencia a Gesell, afirmó que hubo una cuatriplicación de lo precios de alojamiento en un año.

En Mar del Plata la ocupación hasta hace diez días era del 60 por ciento. Foto: Marcelo CarrollEn Mar del Plata la ocupación hasta hace diez días era del 60 por ciento. Foto: Marcelo CarrollDesde la CAT, Elías compartió el variopinto escenario de demanda que tienen otros atractivos del país: “Hay destinos principales, como Salta, que están rondando el 30% de ocupación, pero otros, como Ushuaia (Tierra del Fuego), ya están en el 75%. Córdoba, en cambio, está muy parado, igual que la ciudad de Buenos Aires”.

Elías recordó que entre las elecciones nacionales y la “inflación galopante”, más la “incertidumbre respecto del nuevo plan económico”, la concreción de reservas se demoró muchísimo. Por otra parte, sumó, «la gente empezó a descubrir los atractivos de los destinos de cercanía y las facilidades que permiten reservar algún destino a último momento y conseguirlo”.

“Vamos a ver qué pasa en el último momento. Imaginamos y esperamos una mejora en los porcentajes de ocupación”, confió.

El turismo, con las expectativas desinfladas

Aunque las consultas venían pinchadas, el punto de inflexión fue el fin de semana largo de Navidad, que “no cumplió las expectativas”, aseguraron varios de los consultados. Esa palabra, “expectativa”, encarna el subibaja mental que tanto pesa en la Argentina de estos días.

Los operadores, encima, venían engolosinados, luego de un 2023 que Rodríguez describió como “realmente espectacular”. Habían logrado superar, en muchos destinos del país, las cifras de ocupación registradas en la prepandemia. En contraste, remarcó Coronel, la caída de las reservas para enero que experimenta Villa Gesell, en comparación a dos veranos atrás, alcanza nada menos que el 60%.

“Estamos charlando con los propietarios porque se han fijado los valores después del proceso de elecciones y en base a los incrementos y las variaciones del dólar blue, con todo dolarizado. Pero en las inmobiliarias ya veíamos que las pocas consultas desde julio y agosto eran un indicador de esta situación: un verano complicado”, recordó.

Clarín le preguntó si se siente preocupado. Coronel, paciente, dijo que no: “Uno quiere trabajar y que la temporada sea lo mejor posible. Ya observamos poco público en comparación a otros años desde Navidad. Lo más fuerte es enero, segunda quincena. Creo que se va a dar el fenómeno de ‘pocos días’. Y en febrero se va a recurrir a una combinación: resignar prestaciones o comodidades que antes eran indispensables sí o sí a cambio de poder salir unos días de vacaciones”.

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